Reproducir de nuevo un poema realizado hace un año resulta doloroso. Llorar otras muertes de nuestros hijos en una Europa que debe seguir manteniendo “la fuerza de sus ramas”. Aunque expresa el dolor de Europa, supone igualmente un abrazo a todas las víctimas en todas las partes del mundo. No a la violencia en cualquier momento y en cualquier lugar.
Rompo mi luz en grito desgarrado
y no encuentro acomodo.
Me revuelvo, me rasgo, me impetro, me ignoro.
Resquebrajada y hecha trizas
Pregunto: ¿Dónde están los soles de tus noches?
¿Dónde está el Thor implorando al caldero de la vida?
¿Dónde se halla el universo de cien lunas?
Me temo que cuando Beltaine zurce la cinta para esconderse,
las amazonas no se hacen visibles,
y ya no hay duendes para escogerte
ni zapatos para recorrerte
en la anchura generosa de tu nombre
Si un día, te dejaste raptar entre guirnaldas.
Al menos hoy, posee el toro blanco de tu fuerza,
resurgiendo en Avalón con tus cuatro hadas
y las manos llenas de manzanas.
Nuestro círculo de fuego se torna en lágrimas
desgarradas en la suerte de sus hijos,
y he ahí el roble,
árbol herido que nos muestra su mejor verde
nos está esperando para descubrirnos
La fuerza de sus ramas.