La vida, a veces, nos sitúa al borde de un precipicio. Y nosotros, no pocas de esas veces, no nos ayudamos mucho, embaucándonos tras la queja o la desesperación. Para esos días recupero un poema que escribí hace tiempo.
Nada es igual que ayer
al menos, como hoy lo ves,
lo que se va y lo que viene,
lo que fuiste y lo que tienes,
Nada es igual que ayer
Ves, tu cuarto, huele a menta
y esa luz que hoy alimenta
los rincones, las macetas,
y que tu cuerpo perfila,
entre tonos violetas
se tropieza con las lilas
que asoman a tu cintura,
lo ves, ya se fue la duda
y también esa amargura
Nada es igual que ayer.
Porque el dolor ya se fue,
al menos como hoy lo ves
Nada es igual que ayer.
Genial!
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Gracias!!!
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¡Que magnifica composición! Ilustra a la perfección el valioso significado de vivir el tiempo presente. Resulta increíble como muchas veces perdemos horas divagando y añorando cosas que ya fueron pero no llegamos a pensar que esto nos consumió incansables energías que podemos canalizar en otras actividades de crecimiento como tu lo has demostrado en aquel bello poema.
¡Felicitaciones!
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Gracias!!! Muy profunda tu reflexión. Muy cierto. Gracias por comoartirlala
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Nada es igual que ayer. Manana tendremos otro atardecer.
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Seguro!!!. Un abrazo!!!
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«El dolor se fue y ya nada es igual que ayer».
Una poesía sencilla y bonita , ¡me gustó! 😀
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Gracias!!!
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