No sé si alguna vez pensáis que, quizá, lo que se nos vende como realidad, no lo es, sino parcialmente. Lo que se afirma como logro, éxito, reto puede no ser sino un auto-engaño.  Nos retroalimentamos en unas exigencias absurdas. La vida se presenta quizás más simple, pero, a la par, por ello más complicada si pretendemos dimensionarla. El nacimiento, el origen, la evolución desde, parte de un cálculo que no podemos realizar con la fracción. He aquí la irracionalidad y a la vez, la vida…el amor. Tal vez- es una pequeña impresión- exista un ángulo muerto que no divisamos.

 

La razón pervierte la medida de mis días

en puntos, cuartos, minutos, segundos, horas

retocando espacios irreales sin tu nombre

una pantalla anuncio entre mensaje al uso

y logros dimensionables

 

La razón pervierte la ecuación de tu rostro

estrella de mis pensamientos

Y porque nada fraccionable resulta interesante

yo me anclo en la fuerza expansiva

que siempre me promete tu pasión

 

El amor sin pasión no es siquiera negociable

pues los rincones de la impaciencia se repiten y son finitos

la finitud debilita y debe descartarse

 

Nuestra unión ha de basarse en ángulos

de ellos ha de partir toda línea

 

Sé que tú quizás ahora no me comprendes

pero aunque tú no me comprendas

el cálculo cobra sentido si me sigues

 

12 comentarios en “Ángulo muerto

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