La noche, a veces, trae un cierto olor a ceniza,
la piel en jirones, retraída, en el autoanálisis,
y el letargo que nos deja la impotencia,
siempre hay tanto por hacer,
hay todavía algo,
que sonroja nuestra mejilla sinuosa,
el sueño inalcanzable,
y el tormento,
del silencio gregario de los otros.
Una sola mano es quizá poco,
pero una cadena de nombres,
puede transformar el universo.
No hay mejor colaboración a la injusticia
que la omisión de palabra y pensamiento.
Profundos versos.Muy bueno, Saludos Pilar
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Gracias!!!
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