Nadie te cuenta,
que vivir en Asgard es una trampa,
una emboscada,
Olimpo de cristal,
que te condena a ser espectador de la miseria
y mantenerte impasible a toda acción.
Nadie te dice,
que la majestad de Odín
no satisface,
la agonía de no vestir tus propias botas,
y engrandecerse en la debilidad de los fracasos.
Las celdas del futuro te traicionan,
en cuanto temes abrir la puerta
y tomar aire,
que resienta tu mortalidad disimulada.
Nadie te cuenta,
que el único momento pleno de sus miles de años,
es cuando la poesía toma forma,
nutriendo las laderas milenarias,
que claman a la lluvia entre sus ropas.
Nadie te dice,
que no hay imagen de Dios que no flaquee
cuando comprende,
cuán inmenso es un hombre, sencillamente, libre.
No busques en la gloria tu sentido,
ni en la posesión la fortaleza,
busca la verdad entre tu carne,
más allá de la sangre que te brota,
la serenidad en la palabra,
no pronunciada,
detenida,
entre tus labios,
cuando los ojos se posan,
sobre la hierba
llamando a tus manos,
a acariciar el otoño en primavera.
Sea, pues, poesia,
tu propia vida.