No sé si alguna vez pensáis que, quizá, lo que se nos vende como realidad, no lo es, sino parcialmente. Lo que se afirma como logro, éxito, reto puede no ser sino un auto-engaño. Nos retroalimentamos en unas exigencias absurdas. La vida se presenta quizás más simple, pero, a la par, por ello más complicada si pretendemos dimensionarla. El nacimiento, el origen, la evolución desde, parte de un cálculo que no podemos realizar con la fracción. He aquí la irracionalidad y a la vez, la vida…el amor. Tal vez- es una pequeña impresión- exista un ángulo muerto que no divisamos.
La razón pervierte la medida de mis días
en puntos, cuartos, minutos, segundos, horas
retocando espacios irreales sin tu nombre
una pantalla anuncio entre mensaje al uso
y logros dimensionables
La razón pervierte la ecuación de tu rostro
estrella de mis pensamientos
Y porque nada fraccionable resulta interesante
yo me anclo en la fuerza expansiva
que siempre me promete tu pasión
El amor sin pasión no es siquiera negociable
pues los rincones de la impaciencia se repiten y son finitos
la finitud debilita y debe descartarse
Nuestra unión ha de basarse en ángulos
de ellos ha de partir toda línea
Sé que tú quizás ahora no me comprendes
pero aunque tú no me comprendas
el cálculo cobra sentido si me sigues
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