Llave

Y si no estoy preparada para hablar,

si fuera recipiente contenido,

la sal decreciente,

la bruma,

oscureciendo los pies.

Y,

si no fuera posible

desasirse,

corsé denostado,  apalancado,

en la materia gris del subconsciente.

 

Y si nadie, quizá, ni aquel poeta,

de verso tosco, en alcohol,

de la inmundicia,

si nadie pudiera.

 

Descender al infierno

enseña poco,

si no lo hacemos,

a nuestro particular Averno,

aquel que nos es ingrato

a la razón y al olvido.

 

Y si quisiera ser fuego,entre tus manos,

aire entre los cabellos de la noche,

rocío, agua, alquimia entre tu sexo,

tierra para dejarte cuando el día

me lleve a seguir vagando entre los cielos.

 

Y si pudiera caer, sigilosamente,

macerando colaciones de segundos,

fabricar el ungüento

que me haga humana y terrestre,

bajo la luna de tus ojos.

 

 

 

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Garras

Garras,

Mujeres con garras,

Lobas,  Águilas,

en la imaginaria masculina.

Mujeres,

trepando las densidades más ignotas,

el vértigo oscuro del placer.

Garras,

para desposeerte

y poseerte,

sobre los tejados

en los que anida la Luna.

Quien no esté preparado

para alzar el vuelo,

es mejor se abstenga

de mirarlas.

No hay caballero, doncel,

ni siquiera poeta,

aunque sea errante,

que pueda osar

a atraparlas  en  la noche. 

Las mujeres con garras,

no reconocen más dueño

que el sol de mediodía

ni más Imperio

que su sombra

columpiando

los atardecer de verano.

Es hora de que la historia

sea escrita al revés.

 

 

 

Cisne negro

Hay veces que el amor vuela tan alto,

como un cisne negro,

 sorprendiendo la huella de mis cielos,

Con un conjuro ancestral y detenido

en la asombrosa predicción de tu mirada.

 

Si no hubiera más sucesos

que tu nombre,

si no hubiera más segundos

que los tuyos,

si no hubiera más amor

en este sueño,

transformando

el color de la noche,

cuando asoma

la palabra del día,

la mañana.

Esa ventana abierta hacia ti.

No existe escala,

ni potencia

para medir el impacto de tus ojos,

sobrevolando la Luna de los míos.

 

 

 

 

No tengo palabras

 

 

 

 

Sin título.pngPudiera decirte que tus ojos,

tienen el brillo especial que nos anuncia

el regreso de cada primavera,

pero estas palabras no son tan acertadas,

porque tus ojos son, todavía, más brillantes

que una mañana despertando mis sentidos.

 

Pudiera decirte que tus labios,

son la laguna en que reside mi deseo,

sumergiéndose,

sobre la inmensa latitud de tus abrazos,

pero estas palabras no son tan acertadas,

porque tus labios son, todavía, más intensos

que los frutos del invierno.

 

Pudiera decirte que tus pasos,

cuando te acercas a mí, son los tambores

la percusión que aboca a mis latidos,

más allá del tono de unos versos,

pero estas palabras no son tan acertadas,

porque tú eres, todavía, más que eso,

un salto al vacío,

la aventura permanente de quererte.

 

Pudiera decirte,

pero no encuentro palabras,

para expresar cuánto te siento.

 

 

 

 

 

 

Simplemente

No quiero decir aquello

de que soy la suma

de una centena de mujeres.

Tampoco quiero contarte,

lo fuerte que he sido,

lo que soy,

cada cual tiene sus propias batallas,

extendidas,

sobre el tablero de la vida.

No te diré que soy loba, meiga,

amazona en el desierto de las palabras,

ni delicada ni Ángel,

encantadora de colonias.

Hace tiempo que me aburren los estereotipos,

por mucho que sean los de moda.

 

Te diré, sin embargo, que me extasian

los colores del otoño,

que abarrotan mis ojos las ventanas

encendidas del invierno

y que te quiero simplemente,

sin que exista más motivo,

que la  luz que me dejan tus abrazos.

 

 

 

Melancolía

La melancolía es la felicidad de estar triste. Víctor Hugo. 

 

 

Nunca me ha gustado

la palabra melancolía,

esa tristeza lánguida,

un disfraz de debilidad,

casi buscado,

una pose,

que nos condena a la insustancia.

 

La atracción misteriosa

por mostrarse triste,

excita la tiranía de la mente,

percutiendo los sinsabores

hacia un perpetuo retorno,

olvidando,

mirarnos en el presente.

 

Lo que has tenido

no cierra

la puerta

a lo que pueda venir.

 

Obsesión

Estoy perdida,

como una caracola,

en el laberinto de tus miedos.

 

Solo soy un fantasma,

un molesto espectro

sobre los dedos de tus zapatos.

 

Hace tiempo que soy navegante,

de un mar enlatado,

siempre en bucle,

en la contaminación de los oídos.

 

Me gustaría gritar:

Yo también necesito remos.

Pero no hay misericordia para los marineros.

ni agua que pueda aplacar el desierto

de tu ausencia.

 

Espejismo

Con demasiada habitualidad

nos nominamos,

magnificando estados,

frase que relega las emociones,

a un envoltorio de juguete.

 

Mejor que nunca

amplifica el tengo miedo,

no sé cómo transcurrirá este día,.

Otras veces asimos, 

el altavoz de la queja, 

sin comprender que eso que te carcome,

y corroe todos tus metales,

tiene poco que ver con las afrentas

y mucho que decir de tu viaje.

 

En la esquizofrenia del éxito,

la programación del resultado

es la celda de tortura.

La siempre interminable

exhibición de los logros,

los grilletes de tu esclavitud.

Si desatamos las manos

veremos,

como la trampa está en la meta,

es como un espejismo,

que te parasita

y te obliga a seguir en la carrera.

 

 

 

 

Muros

Los muros no son inexpugnables,

toda puerta cerrada tiene

una rendija,

para respirar aire fresco

y ver paisaje.

 

Tú quizá no lo creas,

basta solo cambiar la frase, 

para que ninguna barrera sea eterna,

siempre habrá una sonrisa

demoliendo,

las murallas del miedo.

 

La luz es rebelde,

inexorable,

todos los días  amanece,

destronando,

el dominio de las sombras