No quiero decir aquello
de que soy la suma
de una centena de mujeres.
Tampoco quiero contarte,
lo fuerte que he sido,
lo que soy,
cada cual tiene sus propias batallas,
extendidas,
sobre el tablero de la vida.
No te diré que soy loba, meiga,
amazona en el desierto de las palabras,
ni delicada ni Ángel,
encantadora de colonias.
Hace tiempo que me aburren los estereotipos,
por mucho que sean los de moda.
Te diré, sin embargo, que me extasian
los colores del otoño,
que abarrotan mis ojos las ventanas
encendidas del invierno
y que te quiero simplemente,
sin que exista más motivo,
que la luz que me dejan tus abrazos.