Amor ilusorio

Es el amor ilusorio, amor platónico

ese que no se prueba ni se entiende,

un domino del ego, que pletórico

cree encontrar un trono siempre indemne

y el otro, otra, su imagen duplicada

que le corone en espacios infinitos

sin duda, ni arrebato, ella entregada

pues sin mí todo parece no ser nada

Mas no hay nada tan contrario al amor

que el espejo de un yo que desmedido

busca en la hipérbole su premio y su testigo.

Qué es el amor sin comprender sino

que nadie es rey ni reina ni destino

solo un humilde servidor de sus designios.

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Sábado 15 de abril

            No hay nada más poderoso

             que transformarse desde dentro.

               Sábado, 15 de abril

        La luz del mediodía

       debilita la sombra de los árboles

       mientras la naturaleza se cobija

       en los muros del sol.

       Las hojas de mi olivo aletean

       al paso de los pájaros.

La madera invita:

construye en mí tu nido

       tu reposo

       sin dejar de volar.

       Imagino el lenguaje silencioso

       de sus raíces bajo tierra

       y la generosidad de su materia

        para el sustento de la vida.

         

La tierra alimenta la buena hierba

         la tierra alimenta la mala hierba

                 el cauce de los ríos

                          y el musgo de las piedras.

         Ella no juzga sus frutos.

         Los abraza

        para que crezcan hermosos

        en los poros de su piel.

        

Su palabra se funde

         se transforma

         en grano sobre mi mano.

 Como una madre inmensa

         la tierra no habla da.

         Mientras las ráfagas de luz

      que se cuelan entre las ramas

      observan

        cómo mis pies se elevan

                                                danzantes

para festejar el fruto y su candela

Color

Si tuviera que elegir entre lavanda,

amatista, púrpura, violeta,

me quedaría anclada en el magenta

dibujando un velero con mis ojos

Y en ese intenso tono de mi pluma

navegaría en mares color vino

Desataría olas tan celestes

para alborotar sus gotas

como granos de amarillo avena

Y mis dedos tornados en pinceles

encontrarían sentido entre los ocres

para tejerlos en color cian

abriéndose paso

en un acrílico atardecer de invierno,

que desate la cromatología

de los versos.