Hoy la casa es lavanda, mar de flores,
sobre la balaustrada de mis ojos.
Has perfumado el pasillo,
y todo huele a ti:
el armario, la estancia, la terraza,
la esperanza, la brisa, ese silencio,
la escalera, la silla, las palabras,
los rincones del patio y las ventanas
llamando a mediodía entre los besos
Tienes esa especial habilidad,
de perfumar mi espacio con promesas,
ese olor de lavanda que recoge
la esperanza en los techos y las tejas.
Haces de las farolas, girasoles,
de los amaneceres, parasoles,
de la noche un campo de amapolas,
de gardenias, de lirios de colores,
de jazmín, tulipanes y de rosas.
Has perfumado el pasillo,
y todo huele a ti.