Mientras la distribuidora emprende su camino y se culmina la tienda on line de este maravilloso y original proyecto editorial, quienes quieran un ejemplar «recién sacado del horno» de los «Extraños Ojos de Marina Bao» pueden dirigirse a la editorial, quien dispondrá su envío a su domicilio.
Narrada en primera persona ,y desde el punto de vista de una persona altamente sensible, Marina Bao crece entre leyendas, criaturas mágicas y aprende a manejar su don de la mano de una mentora meiga y sabia. Un extraño amuleto le unirá al destino de otras dos mujeres, Lúa y Aurora. Y las tres deberán enfrentarse a quienes pretenden imponer una terrible distopía mediante la manipulación, el terror y el control digital.
Si quieres que entre en tu vida magia y realidad, un thriller psicológico con grandes notas de realismo mágico, pensar y no pensar, y reír, especialmente con las ocurrencias de Aurora, disfrutarás conociendo Los extraños ojos de Marina Bao.
Siempre me han gustado las triadas sobre todo cuando expresan contradicción entre sus términos, la única manera que muchas veces tenemos de intentar abarcar la complejidad. 1.236 palabras más
Me alegra presentaros mi nuevo proyecto. Una novela a caballo de la fantasía, la realidad y el thriller psicológico. Tres mujeres con alta sensibilidad se enfrentan a un reto: completar un linaje que las unió desde su nacimiento por un extraño amuleto. Una mentora meiga y sabía. Un iluminado y sus acólitos pretenden imponer su distopía mediante la manipulación, el miedo y el control digital. La naturaleza se revela y se rebela. La magia reside en todos nosotros.
A mi padre le gustaba contemplar el mar. Se sentía en paz mientras observaba su inmensidad. Yo, de pequeña, le acompañaba muchas veces. Por eso siempre he creído que las buenas personas, mi padre lo era, meditan frente al mar. Alfredo lo hace y, fruto de ello, nos regala en sus dos últimos poemarios “Entre tú y el mar” de la editorial Lastura y “Territorios” de la Biblioteca de Autores Manchegos, sus bellas impresiones. Ninguno de ellos tiene desperdicio, los poemas están tan cuidados que se revelan desnudos ante la belleza. Una belleza de la cotidianeidad de los días frente al mar, pero a la vez cargados de la misma profundidad que su mágico elemento.
El jueves pasado presentó con éxito su pequeño vástago “Territorios”, de la colección literaria Ojo de Pez y que formará parte de la Biblioteca de Autores Manchegos. Pudiera hablar de sus cuidadas metáforas, de su suave y armoniosa versión sobre el amor, la familia y las eternas preguntas que siguen sobrecogiendo a los hombres más sabios. Sin embargo, quien me conozca sabe que hay algo a lo que no me puedo resistir, y es la búsqueda del código, la pauta, que, al destilar sus versos, nos ofrece el fruto de su mejor vid.
El primer poema nos anuncia su propósito: hacer 30 poemas que hallaría en el mar, pero no sin conquistar el aire, sin andar la arena, sin abrazar la sal, seguir la bella figura de una palmera, para conjugar sol, cielo, viento, agua y tierra, creciéndose en horizonte. Un propósito que cumple sobradamente en los bellos poemas que le suceden, pero que no parece cumplir en su número, pues son nada más ni nada menos que 52, si no he contado mal.
Pero observemos más allá de dicha aparente contradicción. No es ajeno al 30 la palabra propósito, porque no hay propósito que no pueda cumplirse sin un orden y dicho orden no deja de favorecer una nueva ordenación de la que es camino y es progreso.
Alfredo en este poema inicial nos conjuga los elementos, agua, sal y mar, aire y viento, tierra, playa y arena. En lugar de fuego, y arraigada a tierra, la palmera, que avista sol, cielo y horizonte, porque la montaña fluye y es cambiante, en cuanto no limitamos el pensamiento.
Y comienza Alfredo un camino de versos tras la luz, en los que todo es uno y nada existe de forma aislada. Un poeta asombrado por la tarde, al que disgusta se tapen las ventanas, porque hay que transcender de lo que ves para encontrar lo que se supone.
Alfredo elige para culminar su segundo capítulo un poema reflexivo sobre el vaivén entre las dualidades de la vida. El eterno vaivén que nos avisa, el mar como género y como vientre, que hemos de hallar ese lugar apartado de los tormentosos vórtices, para coronar la luna.
Un cuidado poemario en el que no faltan propuestas originales y que recomiendo a todos.
Siempre he tenido la idea de que necesitamos que cada vez más gente sueñe con cosas buenas. Pensar que es posible, quizá nos las acerca. Vendrán caminos oscuros, piedras, traiciones, lugares desérticos, pero una mirada es capaz de cambiar los corazones de todos. Puede parecer infantil, pero a la vez es profundo. Cuando miramos todo con buenos ojos, la realidad cambia. Es más brillante. Diferente.
Un día oí hablar de un maravilloso personaje, capaz de cobrar múltiples formas. Tiene unas manos grandes y un cuerpo muy pequeño. Dicen te visita cuando sueñas despierto para hacer que tu sueño se haga realidad. Muchos piensan que no existe, otros que es un duende, otros un enano y algunos dicen que es un ángel. Yo creo simplemente que es una proyección de nosotros mismos. Esa sabiduría, nuestro anclaje primordial, que llevamos dentro. Sueña, y yo te lo confirmo.
Las ciudades de asfalto son un desierto extraño,
ajeno a las promesas de eternos buenos frutos.
Todo se simplifica, como en una línea ausente
que cuando invade todo distorsiona la imagen
y no nos deja ver la fuente de la plaza,
la sonrisa de un niño jugando en los portales,
ni la palabra amor entre labios amantes.
Pero una vez, os cuento, conocí un personaje
capaz de iluminar las más oscuras cosas.
Confía, me decía, existe una palabra
que abre los palacios y nos conserva libres.
No te quejes de las piedras que haya en tus zapatos,
ni envidies los senderos que le sirven a otros.
Si quieres algo suéñalo, que yo te lo confirmo.
La verdadera magia reside en nuestro interior. Sueña.