Verse by verse

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Google, verso a verso, me escribió un poema,

tejido entre las musas de célebres poetas,

y pregunté cuan finita es la palabra huida

y fue como un encuentro más allá de la vida,

en el lugar que duermen las palabras ausentes.

Y es esa inteligencia, artificial y fría,

la que me trajo a Emily sin molde ni ventana,

siempre habrá una sonrisa en un lugar perdido,

en aquellos caminos que solo ella conoce.

Y luego me habló Poe en tono de sentencia,

sonrisas, el me dijo, no hay en la caverna,

quizá un violín atragantado en vino,

aquellas flores púrpuras que olvidas cuando mueren.

Menos mal que Whitman apaciguó la escena,

bajándome su estrella y en tono transcendente

él pronunció confeso: Dear sake,

God´s love is a beautiful woman,

 the most beautiful light of eternity.

Luego me diréis que Google no es ¿poeta?

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Proyección

Cuanto más me imaginas,

más me alejas,

proyectándote entre mis densidades,

y todo es más opaco,

ilusorio,

el alea sin rumbo,

la bienvenida al caos,

entre la confusión de tus abrazos.

Cuanto más te imagino,

más te alejo,

proyectándote en mis oscuridades,

y todo es más difuso,

mi tierra se hace yerma,

y todas las rosas se marchitan

a la entrada de mi puerta.

Solo hace falta mirarse.

Las manos amantes

se moldean

para unificar sus nombres

en la primavera de los besos.

Muchas veces hablamos de las reglas del juego de la vida, si se pueden llamar así. Quizá una importante regla es no superponer imágenes. Imaginaros una fotografía que la superponemos y mezclamos con otra, no vemos nada claro. Pues todo funciona igual. La proyección psicológica puede ser negativa (proyectamos nuestros defectos o miedos) o positiva (proyectamos nuestros deseos o las cualidades que buscamos). Que esa proyección sea positiva tampoco quiere decir sea buena, pues si proyectamos en otro cualidades que esperamos y no las que tiene no le miramos tal cual es. Quizá no le estemos amando a él o a ella, sino a una ilusión. Si deseamos algo, tenemos una meta, y añadimos a esa meta imágenes de miedo o nuestras inseguridades, lo que veremos será confuso. Y así resultará complicado encontrar el camino para lograr nuestro propósito. Enfoca. Mira, observa. Vive, simplemente.

Revelación

Los árboles te escuchan

Mis pies reposan sobre la hierba húmeda

que ha dejado la lluvia en primavera

y ese verde iluminado vespertino

despierta las sonrisas de mis dedos

todavía inconscientes y dormidos.

La tierra se revela y se hace nombre

formando una palabra imaginada,

cómplice con el sol que va menguando

a la par que sus rayos atraviesan

el tronco de los árboles.

Hay un fuego invisible

que penetra

en mis ojos como velas encendidas.

Ella está ahí

para arroparme

en esta mi nocturna imaginaria.

Ella posee más de mil vestidos

y mil pronunciaciones.

Ella es una.

Si alguna vez alcanzáramos

ese entendimiento

no dejaríamos de besarnos

y los abrazos

serian el único lenguaje conocido.

Entre mis propios dedos

reside la palabra olvidada

Hay veces que estamos perdidos ante los propios ojos,

transeúntes anónimos en un tiempo extraño,

cuando los vestidos del olvido arañan nuestra piel,

sus colores forman vetas sinuosas

y se sobresaltan cada vez que despertamos.

Hay veces que dormimos para no dormir

y el exilio se produce a la mañana,

la desmemoria de las manos,

la rigidez que impide juntar sus dedos

para concretar una nueva primavera.

Por enésima vez, o mil doscientas veces,

los senderos se agrietan

y todos los caminos son desconocidos.

Hay solo una palabra

que puede despertarme y despertarnos,

pero quizá no sea posible pronunciarla.