Me basta con sentirte poesía,
ser, en definitiva, pasajera
de un vuelo viajante a tu sonrisa.
A veces pienso que escribo mucha poesía,
me voy acostumbrando a partir frases
salidas desde dentro
y en mis versos
toman formas las nubes más oscuras
y los vientos celestes que se apagan
en ojos silenciosos.
No siempre hay un plano de viaje
ni entendemos los mapas.
Muchas veces
las rutas se nos tuercen
desangrando
toda expectativa.
Muchas veces caminamos descalzos
y perdidos en pedazos de versos.
A veces pienso que escribo mucha poesía
y tomo aire,
el discurrir de la vida no se asemeja
a un cuento de princesas.
Aun así, cuando cae la tarde
la impronta genética sucumbe
en mi adicción al oeste
y en ese ocaso de sol, sol rojo
en el atardecer de mi silencio,
creo en la metamorfosis
“y fueron felices,
sin ni siquiera comer perdices”
No necesito príncipe, ni rana,
ni siquiera la promesa de inmortalidad.
me basta con sentirte poesía,
ser, en definitiva, pasajera
de un vuelo viajante a tu sonrisa.
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