No necesitas preguntarlo.
No hay mejor oráculo
que la noche,
descendiendo,
sobre el firmamento de los besos.
No hay mejor buenaventura
que tus labios,
reposando
sobre el mosto exprimido.
No hay mejor respuesta
que tus manos,
acantilando,
las dimensiones de mi cuerpo.
Las miradas
distendidas,
sobre las vides que anuncian
el verde paisaje de septiembre.
Te amo.
Lo sabes.
No necesitas preguntarlo.