Justificaciones y emociones

Cuando Justiniano, recogiendo las ideas de Aristóteles sobre el amor filial, en una de sus Novelas repetía aquello de que el amor desciende, luego asciende y después se extiende, adagio del que quedó prendado hasta el mismo Cervantes, utilizaba las referencias al afecto familiar, siempre en la línea de sangre, y para justificar la el mantenimiento de los bienes en la familia de origen. Línea descendente(hijos), ascendente(padres) y la colateral(hermanos). Pero por ahí no quiero seguir, no quiero aburriros con una parrafada de derecho sucesorio. Volvamos a la frase. Era defendible. El amor a los hijos es el más grande. ¿Pero esa era la finalidad real?¿Por qué no el amor carnal?¿Es aplicable a toda clase de afectos? ¿Es una ley física universal que mimetice y siga el universo? El amor de pareja ¿Creéis que primero desciende y luego asciende? El amor universal ¿No se expande primero? Las respuestas que podríamos dar nos indican que Justiniano fue un pionero de la posverdad, nos versó la regla sobre el afecto para justificar el traspaso de los bienes, lo que en una sociedad romana patriarcal,significaba mucho y no tan bueno para la viuda,(a tanta expansión no llega).

        La emoción nos lleva a la conducta, o quizás sea lo contrario, la emoción es el caramelo, el envoltorio de la finalidad real. El afecto- digo los bienes- descienden

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Reflexiones al borde del pijama. Hoy va de Diosas

           Hoy mi hija me decía cuánto le gustaba el nombre de Dana. Yo asentía, es un nombre precioso, pero se está popularizando como nombre para mascotas, y eso me molesta. No hay que discriminar a los animalitos, pero…la diosa de la luz y de la vida… ¿No os parece excesivo? ¿Y si hago un post de esto? ¿Es arriesgado? Mientras no lo hagas en Twitter, puede que no, me aconsejó Pilar. Se lanzarán contra mí un montón de defensores de las mascotas diciéndome que no soy nadie para prohibir un nombre para un animal. Y cierto, no puedo prohibirlo, pero lo protesto. Dana no es solo la diosa madre, de la luz y de la tierra, sino de los ríos, los lagos, la magia. Protege la literatura, es capaz de interconectar a su estirpe y puede hablarte a través de los sueños y ayudarte a que se realicen. Mucho para una Diosa, demasiado.

            Y claro que es demasiado. Leyendo más sobre las múltiples cualidades divinas de nuestra querida Dana, su secreto es que delega, encomendando a otras Diosas también esta tarea. Tras varios cálculos alquímicos, la que se ocupa de mis sueños es Deva, la diosa de las emociones, mi reina de las mareas. No podía ser otra.

            Deva y Navia, en la raíz más profunda de esta Europa, todavía ceden su nombre a dos ríos. Deva, origen y madre cántabra de luz, y Navia, tutelando en origen los ríos galaicos.

       Ya muchos diréis que eso del indoeuropeo es una inexistente fantasía y una tremenda bobada…Lástima, os falta una Diosa que os susurre en los sueños. Ahí os mando una.  Buen sueño a todos.

Nunca una réplica fue tan buena. Reporte: Mi amor platónico vencido por el amor socrático.

Para hablarte consulté el averno habitado por tus versos, entre la densidad oscura de las emociones marchitas. Para verte comprendí el vacío de tu mirada, contadas las historias y equivocada la cartografía, esquive la mirada, y olvidamos mirarnos. Para tenerte te guardé en una lágrima atrapada en mis pestañas, la dejé que se apaciguará, y […]

a través de Amor socrático — consumidempobreceos

Novia

Era cómodo el tejido, de seda y nácar

sobre la temperatura de su rostro,

auditorio de rosas sobre su cuerpo

en la desnuda inocencia de todo relato,

fueron felices y comieron perdices,

y quizás mancharon sus labios

con chocolate negro y naranja amarga

quizá,

era demasiado cómodo entretejer telares,

cada mañana abierta, para deshacerlos,

encajando las palabras entre sus hilos

el ensayo repetido,

la ruta conocida

la caja de zapatos en el suelo,

Era demasiado cómodo

quizá por eso,

nunca acudió a esa cita,

pirateando los sueños,

con la bandera negra de sus sensaciones

prohibidas.

Solo pido( y tanto…)

 Siempre he pensado- y sé que es difícil- que las relaciones sanas tienen que tener un espacio de tregua. Incluso que es bueno que sea un espacio físico, en donde poderse purgar y hablar sobre los conflictos, dejando fuera de su puerta al orgullo.

 

Un espacio pequeño.

un cajón de comienzos

en un rincón de invierno,

iluminado, abrigado

de sol intenso,

de fumata blanca,

de basta ya,

de estoy contigo,

de te comprendo.

Una terraza para avistar estrellas

y un telescopio hacia tus paredes,

un micrófono de viento,

las ondas de la luna,

navegándote

y navegándome.

Conectándonos.

Solo pido

un espacio pequeño,

un rincón para la tregua

sin trincheras,

la caja de resistencia,

la caución,

la garantía,

poder abrazar tus olas,

un espacio entre las dunas,

un dique hacia tu mirada,

una escalera de hojas,

la chimenea encendida,

otro punto de partida,

por turbulenta que sea

la fuerza de la marea.

 

 

 

Víctimas

Como un mensaje de correo malicioso,

la pequeña estrella suena “Little star”,

mientras el móvil da vueltas sobre el cuco,

y giran los osos, las nubes y la luna rosa,

clamando la llamada de la vida

Como un mensaje de correo malicioso,

tu primera papilla, tu primer paso,

inundando de lleno las fotografías

de la caja que quiero quemar y no he podido.

Como un mensaje de correo malicioso,

aquel vestido de noche, aquella flor seca

que te regaló el primer chico que te pidió salir.

y con el que compartiste refresco y gominolas.

Como un mensaje de correo malicioso

tu agenda rota, la cartera empapada de barro

tu reloj, aquel pañuelo que llevabas,

agolpados en la fotografía que me enseño la policía.

No hallaron nada más, no te encontraron

no te pude dar ese beso final

ese último desgarro.

gritar en furia salvaje y derrotada

En mi mente ya no hay cabida a más,

con un solo pensamiento recurrente,

como un mensaje de correo malicioso,

si Dios no lanza un rayo sobre la inmundicia

del ser abyecto que te alejó de mi

no hay Dios sobre este mundo,

pero sí mucho diablo.

Y me desangro, sangrándome,

planeando una y mil veces como disparar a tu asesino

y reconozco hasta disfruto pensando verle,

como gusano inerte,

sobre un trozo de cemento precipitado,

el odio es un hormigón armado entre los ojos,

debo frenarme, el no hacer, omitir, callar

todos lo dicen, tomar sedantes

y acabar las noches llorando sobre el suelo,

la venganza no es buena, todo ahoga.

lo correcto, lo sutil, lo hipócritamente repetido

la limitación de mis impulsos,

condena a la impotencia permanente,

desde el primer día de tu desaparición,

hasta el último,

en la eterna condena de tu ausencia

todos los días de mi vida.

 

 

 

Una rosa y ocho vientos

     «A veces es preciso detenernos y observar los matices para encontrar nuestro rumbo»

Entre las intensidades de las dunas,

las direcciones intermedias,

devotas de la flor,

imantan las caricias

que iluminan el transito del tiempo

para bifurcar todos nuestros rumbos.

 

Cada mono en una silla

         «Un cajón para cada pensamiento»  decía Shopenhauer, o un «mono en cada silla», como decía mi bisabuelo Mariño que, aunque no le conocí, lo tuve muy presente en los mandamientos de mi abuela. «Un mono para cada silla, neniña, no pueden estar dos en la  misma silla». Y que razón tenían. No pueden agolparse los pensamientos, debemos abarcarlos de forma fragmentaria, para poder ocuparse, disfrutar o incluso, sufrir, cada cosa en su momento. Tener cajones que abrimos y cerramos para nuestros pensamientos. Anticipar lleva a la angustia, procastinar al bloqueo.

            Regla inteligente, sin duda, pero no tanto como la que aconseja «no emborrachar a los monos». Pensar, no significa responder al golpe, de forma impulsiva, sino evaluar y valorar las consecuencias que implica nuestro planteamiento(sobre todo las que pueden ser adversas).Pero una vez evaluado, ejecútalo. Internarse en un bucle, de si sí, de si no, de tal vez, puede resultar fatídico, emborrachas al mono y como decía mi bisabuelo, entonces no se puede sentar en una silla y se cae de bruces.

Dama del bosque

La palabra, en compostura de lo eterno,

va derramando los anillos de los árboles,

para contar los dedos,

que han de señalar las bienvenidas

de savia, en la temprana madrugada,

de las castañas enredadas a tus ojos.

Vieja dama del bosque,

el tiempo es ya testigo,

en crecimiento,

del musgo del invierno

y son tus luces,

templo abierto, nube en grito

sobre la verde cúpula que corona

el altar de hierba, el claro-oscuro,

las que anuncian descendiendo

el retorno de tu brisa.