Siempre he pensado- y sé que es difícil- que las relaciones sanas tienen que tener un espacio de tregua. Incluso que es bueno que sea un espacio físico, en donde poderse purgar y hablar sobre los conflictos, dejando fuera de su puerta al orgullo.
Un espacio pequeño.
un cajón de comienzos
en un rincón de invierno,
iluminado, abrigado
de sol intenso,
de fumata blanca,
de basta ya,
de estoy contigo,
de te comprendo.
Una terraza para avistar estrellas
y un telescopio hacia tus paredes,
un micrófono de viento,
las ondas de la luna,
navegándote
y navegándome.
Conectándonos.
Solo pido
un espacio pequeño,
un rincón para la tregua
sin trincheras,
la caja de resistencia,
la caución,
la garantía,
poder abrazar tus olas,
un espacio entre las dunas,
un dique hacia tu mirada,
una escalera de hojas,
la chimenea encendida,
otro punto de partida,
por turbulenta que sea
la fuerza de la marea.