No poema

Hace tiempo que estoy desconectada,

de las redes del ego y las sonrisas,

ese ir y venir de poses enlatadas,

donde cualquier acto viene al cuento,

de sentirse presente en la mirada.

 

Hace tiempo que enraízo entre los libros

que octubre trajo hacia mis librerías,

y navego entre las letras sinuosas,

que marcan esa línea tan difusa

entre lo que se añora del pasado

y lo que habrá de avanzarse en el futuro.

 

Este quizá no será ni un buen poema,

tal vez, ni siquiera sea, un poema,

pero nunca he visto una humanidad

tan alineada

en un mundo irreal y reversible.

 

Pon tierra a tus zapatos,

y que sea la hierba,

la que juzgue,

si algo queda,

de auténtico,

en las fotografías de tu rostro.

 

Y por lo que más quieras, despertemos,

que hay mucho por hacer,

que la miseria queda al borde del tuit

y que el lamento,

no sabe de ropajes ni de ungüentos.

 

Si quieres ser presente,

bájate,

que esta tierra necesita muchas voces,

para poder construir nuestro futuro.

 

Y hablemos de la vida, de los ojos,

de quien padece,

a nuestra vista y paciencia,

sin que nada nos turbe

ni revuelva,

más allá de comentar un nuevo éxito,

revelándonos en mentira, el eufemismo,

para no decirnos,

que somos,

tan solo una pieza más

el engranaje,

en el espiral fútil de la indolencia.

.

 

Las trincheras de la paz están vacías,

no hay alimento para el miedo

y tampoco la diosa fortuna

nos revela,

hacia donde irán los pensamientos

que la noche nos trae,

cuando las redes,

los actos y los faustos,

nos dejan desnudos,

y sin maquillaje.

 

Hay un ángel,

dormido,

derrotado,

sosteniendo el mundo sobre un dedo,

mientras la capa del silencio

desprotege,

la fragilidad de su sustento.

Anuncio publicitario

Irrealidades virtuales

En una tarjeta de visita

la presentación de tu hashtag

el dios de los metadatos,

en el anhelo de “trenderizarse”

modularse en tópico,

por no decir amoldarse, al uso,

estética de consumo publicitario

de los manierismos postmodernos.

 

Al lado del retuit, no tenemos

botón para tomar cerveza

ni una calle para salpicar las rozaduras

que cada zapato nos impone.

Los corsés no saben de vanguardia,

 

 

En una tarjeta de visita,

no puedo arañar tu sentimiento,

me sobran los marcos

y la fragmentación de tu semántica.

 

Soy espectadora insurgente

de la rebelión de los gusanos,

no hay filtros ni difuminados en las fotografías de la muerte.

Las manos desnudas se señalan,

proyectándose en el holograma de los rostros

y en el falso paisaje sobre el croma.

 

Si quieres palpar la cinta que teje todos los sonidos,

no hace falta que quiebres las líneas,

porque no hay gafas 3d para este lado de la vida.

 

 

Silencio cómplice

La noche, a veces, trae un cierto olor a ceniza,
la piel en jirones, retraída, en el autoanálisis,
y el letargo que nos deja la impotencia,
siempre hay tanto por hacer,
hay todavía algo,
que sonroja nuestra mejilla sinuosa,
el sueño inalcanzable,
y el tormento,
del silencio gregario de los otros.

Una sola mano es quizá poco,
pero una cadena de nombres,
puede transformar el universo.

No hay mejor colaboración a la injusticia
que la omisión de palabra y pensamiento.

Daños colaterales

Convivir con un presunto asesino

y ser pequeña, 

agarrarse a la fotografía de su rostro,

mamá,

te pido que vuelvas,

que me falta,

tu sonrisa y el cuento

mágico que todo lo sana.

 

Masticar sus palabras.

quieres a papá, verdad,

tu madre era una loca,

no te quería,

te abandonó, te desprecio…

 

La ausencia,

agrietando las puertas y ventanas.

Oí como días antes le dijiste

que no valía para nada,

que si tenía la regla, que si era

una vieja amargada.

Lo oí y también sus lloros,

cuánto la necesito..

 

Si tuviera valor de decirte que no te quiero,

que quiero irme lejos y a sus brazos,

aunque sea la muerte.

 

Pero soy pequeña,

ocho años,

débil

y quizá la muchacha más triste de la tierra.

Ojalá pudiera desaparecer,

ser invisible

porque yo sí sé lo que hiciste,

Por eso, nunca podrás ser mi padre.

Me arranco tu sangre de mis venas

y grito al cielo preguntando

qué hecho

para estar condenada a vivir con el diablo.