Imaginarte

Imaginarte atento y silencioso

ante la inmensidad de los océanos,

reescribiendo un poema como historia

bajo el viento del norte, encaramado

al faro narrador y refulgente.

Imaginarte. Sí imaginarte,

enraizado a la tierra, sosegado,

permutando el viento

hacia el sur infinito de la calma.

Y mirar a poniente, entre tus ojos,

comprensivos del tiempo del otoño,

en tus manos el grano de mostaza,

en las mías el viento del oeste,

Ese soplo, a veces, torbellino

que agazapa la oliva y la conmina

a rebrotar invisible en un invierno

que ya no teme a los vientos de levante

 y sacude los arbustos y los peces.

Imaginarte, sí, entre los frutos,

los aromas del huerto y las estelas

de las hojas caídas de los árboles.

Imaginarte en la carne de los labios,

la materia del beso que revela

una caricia en la piel que persistente

se hace huella y sentido, la simiente

que torna al viento brisa, renovando

la fragancia y las rosas de los valles.

Imaginarte.

Anuncio publicitario

En pie de guerra ( figuradamente hablando)

Enraizar los sueños, arrastrarlos

a la materia inerte de los días,

y esconderlos en las palmas de las manos,

para impedir te tomen la medida.

En un armario viejo, ajeno ya a mí misma,

desempolvo ropajes y el velo que se afana

en maquillar las horas con paisajes lejanos,

quizá reconocerme en partes ya no mías,

o abandonarse así al flujo de la vida.

El tiempo no sana la evitación, la huida,

tampoco el verbo fluye, ni el cauce se contiene,

desborda el agua sabia la ajena correntía

y regresa inundando las llanuras de invierno,

cobrándote tributos para todo deshielo

de aquellos nombres míos, ajenos a los miedos,

aquellos nombres propios que nunca sucedieron.

.

No es todo lo que soy. Tampoco lo que tengo.

Soy un torrente en llamas, descalzo, sin fronteras,

un huracán de nieve, un temporal de soles,

la hojarasca, las olas, la madreselva, el suelo.

Y aunque sea eso, y no todo lo que soy,

Y aunque tenga fuerza, no toda la que tengo,

no hay abismo ni gruta que cierre mi palabra,

ni que pueda contar en trozos de medida,

lo que una larga noche deposita en el día.

El juego ha terminado

El ritmo trepidante de la escena te distrae,

             y te lleva a vagar por el sonido, sin resistencia.

              La impedancia se hace nula,

               y tus auriculares son antenas misteriosas

             y no por misteriosas, más oscuras.

             Te vas sumergiendo entre las ramas,

             inconclusa dualidad, el bien y el mal,

             el mal y el bien

             eres animal, asesino, muerto,

             ignorante,

             de que todo tiene un precio.

             No esperes que un conjuro alquímico,

             transmute tus sentidos,

            pues la realidad es ajena a tus limitaciones

            y casi imperceptible.

           Dicen que hay vampiros invisibles

           y la verdadera sangre que les alimenta

           es tu desconexión. Ese vacío.

           Treinta monedas de plata,

           un plato de lentejas,

           miles de misiones,

           a cambio de precio.

           ¿Crees que toda idea es casual?

            Toda orden es causal.

            El pensamiento atrapa la mente animal,

            sedienta, para retozarse con el ego.

No me sigas.

            Lo que yo te ofrezco

            no tiene bucles de aventuras,

            ni más monstruos que los interiores.

             Sígueme si has comprendido

             que, si no te blindas,

              no podrás avistar el horizonte

              donde todo holograma se decae

               y tú eres maestro creador

                de tu propio juego.

              Sígueme si eres tan valiente,

              que podrás resistir los ataques sin reacción,

              revirtiendo su orden

             encomendándote a la acción

             en el tiempo propicio.

             Sígueme si estás dispuesto

             a recorrer tus sombras

              para reconocer que lo que ves fuera,

               y no dominas,

               y odias,

               lo tienes dentro.

               No me sigas si todavía piensas

               que puedes ser un ganador,

               tras el game-over.

               El tiempo del juego se ha acabado,

                aunque tú creas sigues en el mismo.

( Fdo: Tu maestro interior)

Transhumanismo

              Si en el medio del paraíso hay dos árboles, uno trae la vida, y otro el conocimiento del bien y del mal. Si el árbol de la vida fue sellado y si nos es disponible el árbol de la ciencia, no hay duda que podrás atravesar sus raíces para llegar al árbol de la vida, escapando del sello. Pero sé cuidadoso, no vaya a ser que la soberbia de declarar muerta a la muerte, te lleve a creer que estás vivo en un cerebro crio-congelado y previamente manipulado bajo la ilusión de existir lo que no existe.

                TRANSHUMANISMO. Entre la revelación, la ciencia y el mito.

Va pasando la vida

             Va pasando la vida, y no despacio,

             enredada y asida a correntías,

             unas fuertes mareas, marejadas,

             y otras olas pequeñas, como rimas,

de los besos que siempre prolongamos

             y regalan, a saltos, la alegría.

             Va pasando la vida, tropezando

             con los cantos más grandes y pequeños,

             los vaivenes del tiempo y el espacio,

el desamor, las luces, y ese fuego

que prende el amor en nuestros labios.

             Va pasando la vida, como un juego,

la fortuna en su rueda traicionera,

unas veces nos alza, otras nos lleva

boca abajo, sin rumbo, sin espera.

             Va pasando la vida, y es lo menos,

que cuente el tiempo el reloj

y que el otoño traiga vides

repletas de las uvas de septiembre,

y las lluvias y el frio de noviembre

             pues la nada es el olvido y la carencia,

             el vacío del alma y la tristeza,

             ese no hallar sentido, y en un sueño

             sumergirse en las glorias del pasado,

             a veces tan amargo, a veces tan distante,

             y otras veces tan cálido y vibrante.

             Va pasando la vida, como un soplo.

             Y pobre del que huya de este paso,

              siendo fantasma de sus propios miedos,

              exista sin vivir, y muera entre lamentos.

              .