TAL CUAL

Sentirse poderoso

al dominarse

y poder soportar las privaciones.

 

La voluntad

regia,

castigando la carne,

empoderándose,

en el mundo de las humillaciones.

 

¿Hacia dónde diriges tus dominios

bajo la erótica castrada

de todas las negaciones?

 

Me pregunto,

si serías capaz de sobrevivir humanamente,

rebozarte en los fangos,

y sufrir mundo…

 

Dame manos con pan,

dame azúcar,

La piel de los amantes

El deseo,

La pasión, la constancia

La improvisada pauta

Y te explicaré como una explosión de cometas

sabe mas de la vida

que tus cilicios

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Reseteo

 

Auto-reprogramarse,

hallar el botón del reseteo,

en el lóbulo de la oreja

y en el laberinto de las compensaciones.

 

Y volver a tragarse aquella galleta ácida,

a encerrarse entre las sábanas,

escribiendo poemas en una servilleta de papel.

 

Y admitir que no siempre se tienen respuestas,

que a veces deseas el algodón de azúcar,

ni el palo, ni la zanahoria,

sino caminar con los pies descalzos

porque no naciste con más obligaciones que el resto.

 

Deja pasar las páginas,

observándote

desde una diferente mirada,

mientras el agua de la lluvia,

humedece los suelos,

restando calor a la tierra.

 

De súbito,

un viento inopinado

libera todos los esquemas

para hacerte dueño de tu propia vida.

 

 

Mírame

A veces todo es un bucle.

un periplo

sin cauce,

la pantalla en negro,

de bloqueo,

la falta de las guías, la membrana,

en la que asirte a mis sonrisas.

 

Hubo un tiempo que el suelo,

tenía estrellas brillantes

y saltábamos,

dándoles bienvenida.

 

No sé en qué momento perdí la cuenta

de las lecciones desaprendidas,

ni cuándo perdimos el ángel

que velaba tus sueños,

pero por lo que más quieras,

mírame,

mírame ahora, desde lo más dentro,

y tal vez, así, pudiéramos

construir una fuente

para recibir el arco iris.

 

 

El futuro ya está aquí

   Rectificar la cinta,

y devolverla,

a su realidad imaginaria.

Cortar minuciosamente las escenas

y ensamblar la historia primigenia,

en la caverna de la imagen.

 

Regresar al futuro,

como quien retorna

los paisajes conocidos,

pretendiendo

poner filtro a sus matices.

 

Avanzar al pasado,

como quien desconoce,

que no puede repetirse la secuencia.

En todo caso, siempre es una tentación

volver al rodaje,

para visualizar los sentimientos.

 

En el mundo de las nubes,

suena nostálgica la cinta de película,

la única pieza,

en la que se puede avanzar y regresar

linealmente.

 

El resto de viajes,

solo es posible que sean paralelos.

 

El universo es tan perfecto

que no permite la reiteración.

Cuéntame

Cuéntame despacio,

casi en silencio,

como construirás nuestros cimientos,

con vigas de madera

y el tejado,

de cedro y de ciprés.

 

Cuéntame despacio,

en un suspiro,

como el amor que exuda por los poros

de toda nuestra piel,

llegará a ser el fruto del manzano,

agua en el desierto,

los cerezos,

en cada primavera.

 

Cuéntame despacio,

tal vez, miénteme,

que existe un amor santificado,

que brota en manantial

inagotable,

humedeciendo

los labios… cada tarde.

 

Cuéntame despacio,

como sueñas,

pues para estar despierta,

ya me basto

yo sola.

 

Cuando el sol se pone

Buscar el origen en el poniente puede suponer una paradoja. Algo así como querer entender el principio buscando el final. Pero como en esta esfera, en la que habitamos, identificar el poniente(oeste) con el fin es, simplemente, ilusorio, quizá esa paradoja es la mejor forma de comprender que, todo el universo y nosotros mismos, solo podemos abarcarnos en todas nuestras densidades. Como el plano nos engaña, buscamos en lo abrupto, el pulso de la vida.

Cuando el sol se pone          

Una llanura puede ser la puerta abierta,

que descansa tras el mar de nuestros ojos,

el abrazo de verano y ese guiño

que recoge las mareas del invierno,

y las aristas de cada primavera.

 

Una llanura siempre es un escenario

del poniente rojizo e iluminado,

espejo, sed de calma, luz en rostro.

 

Pero, sin embargo,

hay algo en el oeste,

ansiado, percutido, muy remoto,

que lleva a cabalgarlo,

un sentimiento hondo,

más abrupto, más fiero, más rocoso,

escalada al origen, aire fresco,

ese bosque extendido y generoso,

de la etimología de su nombre

en el acantilado de sus besos.

 

Lírica

   Los gajos más delgados de una mandarina existen y son tan importantes para el todo, como aquellos de mayores dimensiones.

 

Si el mundo de las cosas,

respondiera,

la totalidad de las preguntas,

no habría poesía en las postales

que quiebran la razón de la palabra.

 

Si el mundo de las cosas,

fuera el todo,

omnicomprensivo de misterios,

la disonancia no tendría notas

y el sonido,

no sería,

esa cifrada verdad de nuestras manos.

 

La lírica

es el junco roto,

la apertura

la ventana,

que retoma la brisa entre las sombras.

 

Por eso,

no midas,

expresa,

sé el acantilado

el rompeolas

los tambores,

el  precipicio

de la conciencia de la vida.

 

La esencia,

la universal pauta,

solo conoce la música

que obliga a levitarse en los zapatos.

 

 

 

 

 

Los segundos son como una noria

que revierten

los cántaros de agua,

sobre la densidad de las mejillas.

 

Cuando la tormenta cesa,

cada pájaro,

reconstruye su nido,

rebuscando

los trozos más robustos,

el sol indemne

del aguacero inopinado

y súbito

en la naturaleza de las cosas.

 

 

 

No somos más que un parche

a quema-ropa,

el zurcido

de todos los pronombres que tuvimos

y de aquellos que nos inventaremos.

 

Un parche recosido,

la puntada,

que sirve de unión entre dos cuerdas,

siempre reintentando

descoserse y mantener el equilibrio.

 

Por eso,

deshabito mis ojos,

para comprenderme

en todas mis miradas.