Los gajos más delgados de una mandarina existen y son tan importantes para el todo, como aquellos de mayores dimensiones.
Si el mundo de las cosas,
respondiera,
la totalidad de las preguntas,
no habría poesía en las postales
que quiebran la razón de la palabra.
Si el mundo de las cosas,
fuera el todo,
omnicomprensivo de misterios,
la disonancia no tendría notas
y el sonido,
no sería,
esa cifrada verdad de nuestras manos.
La lírica
es el junco roto,
la apertura
la ventana,
que retoma la brisa entre las sombras.
Por eso,
no midas,
expresa,
sé el acantilado
el rompeolas
los tambores,
el precipicio
de la conciencia de la vida.
La esencia,
la universal pauta,
solo conoce la música
que obliga a levitarse en los zapatos.
Muy bueno 👏👏👏👏👋
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Gracias!!
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Pilar. Me has llevado de la mano con tu buen poema y me pones a pensar.
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Gracias!!
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