En todos los caminos,
hay una encrucijada,
la decisión,
la dirección,
la nota,
que pone tensión a todos nuestros pasos.
Sin embargo,
olvidamos,
que quizá esté más cuerdo el bufón que el rey,
que da igual la ruta,
si sabemos mirar sinceramente.
No te inquietes,
no siempre la balanza,
va más allá del resultado emocional.
Para caminar sobre el agua,
solo hace falta liberarse,
de la presión de alcanzar un buen destino.
Ese oasis, el equilibrio,
reside solo en ti,
aunque no camines.