Porque para querer, hay que quererse y para odiar, hay que odiarse. Empecemos desde lo nuestro para lo vuestro.
Eres, sin duda, bella
Cualquiera que sea tu edad
Cualquiera que sea tu peso
Cualquiera que sea el color de tus ojos o tu piel
Por eso yo, te admiro
desde la ventana de mi propio rostro
Por eso yo, te amo
Y amo la serenidad del agua sobre tu pelo
Amo la cadencia armónica de tus movimientos
en pausa sobre el cuerpo
Amo las velas que te encienden esta tarde
y la luz de tus caricias
Cualquiera que sea tu nombre
Eres, sin duda, bella.