
Un mensaje anónimo
corretea en los espacios en blanco de mi agenda
y me pregunta, qué se puede aprender de una flor.
La flor florece sin temer que un día se marchite
sin anclarse a la imagen de sus pétalos, cayendo,
sobre la hierba de invierno.
Ella sabe que es peor no florecer.
Esconderse en el tallo de la planta, en el proyecto que no fue.
Por eso florece libremente, generosa. Ella es el fruto
para venideras floraciones.