A Barbara Strozzi

Diría que las cuerdas lloran
para camuflarse entre los tonos
que deslizan las notas en su voz.
Y van tejiendo lunas que se elevan
sobre viejos canales que reclaman
un espacio entre los soles de verano.
Aguda y armónica disonancia
para mantenerse libre donde nadie
hace apuestas por una mujer hermosa.
La música es el eterno paisaje
y el barroco es un faro luminoso.
Contrapunto, bajo continuo, base,
la fuga del poema que anochece
en raíces de canto entrelazado.
Son las rosas, claveles y narcisos
un laúd como un verso inacabado
en la tenue mirada de la Venus.