Antes de que la tierra me hablara,
yo anhelaba mantener indemne
un cuerpo de sirena,
el cabello de amazona
y la ancestral espada que tutela
las puertas de la noche.
Antes de que la tierra me hablara,
yo era eterna viajante de la noria,
donde la fortuna gira tras el vértigo
depredando sus hijos, marchitando
los ojos vendados del olvido.
Y atada a sus monstruos,
como si fueran míos,
soñaba con la suerte de arriba,
temía la desgracia de abajo,
en ese mapa que dicen es destino.
Pero cuando giraba bien abajo,
la tierra me llamó.
Salta.
¿Por qué sigues atada ahí?
¿No es absurda esta rueda?
La fortuna gira, y tú la llamas karma,
la fortuna gira, y tú la llamas suerte,
la fortuna gira, ahora ya es desgracia,
el silencio, la angustia, eso que no llega
…eso que te atrapa.
Salta. Pisa mi tierra que te envuelve
La vida es otra cosa. Regrésate.
Pero los habitantes de la rueda,
precisan alimentarse de tu engaño.
La seguridad que te prometen es vacua,
su corona no es clara y sus aspas
no son más que senderos tortuosos
que vienen a restarte lo que intuyes.
Salta. entro de ti está la memoria
del agua primordial y de mis vides.
Me desaté del tiempo y del espacio,
dejándome caer, tocando suelo,
pude escuchar su bella sinfonía.
Y danzamos, danzamos…
Y tú ¿Saltas?