Elena

Esa boina morada que tú portas

y el cabello azabache que se asoma

que ni el viento de abril su rizo doma

a todas las miradas deja absortas

Como el color que ciñe tu cintura

y que tu esbelto talle así lo ensalza

lleva el añil del mar que en ti perdura

y el rojo que en tus labios se realza.

Estás bella, amiga, más que bella

rebosante de la vida que rebrota

y en tus ojos habita y abarrota.

esa amistad de antiguo que nos sella.

Llevas una corona de princesa

las manos de una madre tejedora

de sueños y palabras al oído.

Los tonos de magia que atraviesa

esa mujer valiente y hacedora

de justicia y aplomo comedido.

Esa mujer sencilla y complicada

a la que admiro y me tiene como amiga

es en realidad como una hermana

tan pura como el mar, reconciliada

con toda la verdad que al sol abriga,

la que con su palabra todo sana.

Amigos imaginarios

Juzga por ti misma, dijo Adela, mientras agitaba un sobre en su mano. Lee y verás.

Mandato, y realmente imperativo, como los que acostumbraba a sugerirme Adela cuando estaba realmente enojada. Dentro del sobre, una pequeña cuartilla arrugada y de aspecto avejentado, que decía, con letra temblorosa:

               “Sé quién eres, y que has usurpado mi identidad. Pero voy a recuperarla y puedes estar segura que mi piel ya no será tu piel.

                 Avisada quedas. Adela”

              ¿Qué significa esto, Adela? Es una carta antigua ¿Cuándo la escribiste? La letra no parece la tuya, pero….

               Estás perdida, Laura, me dijo Adela de forma tajante. ¡Cómo voy a escribir semejante estupidez! Yo no fui quien escribió esta nota. Fuiste tú.

               ¿Yo?, contesté atragantándome el asombro- No digas tonterías. Qué estupidez.

                 Y a partir de ahí, comencé a pensar que Adela era solo mi propia imitación. Desde ese momento, y por una nota que no sé ni quién la escribió, perdimos nuestra amistad.

 

PD: Así es como Laura dejó de tener una amiga imaginaria. Se dio cuenta que necesitaba amigos diferentes a ella, no una muñeca que se le parecía y que le decía lo que quería oír en cada momento.

       La nota la escribió su abuela, muchos años antes, cuando intentó librarse de una amiga imaginaria a la que, curiosamente, también llamaba Adela.

       Porque crecer significa amar la diferencia.

23 días

23 días,

penitentes,

por un golpe de quimio,

cabalgando

como una pena sin ley,

en el código de todas las sonrisas.

Cuántas veces

se hacía mudo el silencio,

retándonos,

impotentes,

sobre la extrema luz de esos ojos

hacia el infinito.

Cuántas veces,  campeona,

frente a las cédulas de la ira…

 

23 dias,

cuántas veces,

sobrepasando los decibelios de todas ordenanzas,

enredamos la música hasta los cielos,

mientras bailábamos

para saciarnos de angustia,

tacónes sobre el suelo,

desatando

los timbales del miedo,

arrebatándonos,

los minutos que restan.

 

23 días.

cosiéndonos los hilos,

para no perdernos

y no dejar de verte.

Amigas

Para una amiga muy especial que cumple hoy años, y para todas las amigas

 

Ser amiga es saber

que aunque pase el tiempo

ya vengas de lejos

aun debas irte

siempre habrá una taza de té

una conversación

un puente de palabras

Ser amiga es

compartir noches, compartir días

risas, fuegos, lamentos, brisas

y por muchos vendavales,

aun vengan cíclopes de hielo

encontrar el abrigo

atrapar el consuelo

tejer sueños de nube

siempre en vuelo.