Si hubiera una isla
donde anidaran mis sueños,
llevaría tu nombre,
porque tú eres,
la poesía de mis sentidos.
Si hubiera una isla
donde anidaran mis sueños,
llevaría tu nombre,
porque tú eres,
la poesía de mis sentidos.
Puede que sea ayer,
de nuevo,
en feedback,
atrás,
en la compuerta,
tan solo en el deseo
de volver a despegar en tu sonrisa,
Quisiera ser sonido de tus faros
la guía de tus ojos,
la bengala,
aquella que te alumbre
todas las madrugadas
para que puedas arribar sobre mi nombre,
resurgiendo,
entre las olas de invierno
que ya anuncia
el samain venidero,
cabo de año,
sobre una escalera,
repleta de castañas.
Quién pudiera,
conjugar los sueños en un verbo
que solo signifique
amor
Hay veces que el cielo se cierra
atragantando la atmósfera,
y callan los tiempos
y la luna,
y hablan de más las gaviotas,
revolviendo ausencias,
replicando,
sobre un mar de palabras extendidas.
Hay veces que se muere el amor
cuando no debiera hacerlo.
Amanece tu mirada
sobre todas las cosas,
y yo
no necesito nada más,
para sentirte,
acariciando mi ventana
Sabes que te amo.
El tacto de tu piel,
demandando,
un pacto con la risa.
Sabes que te amo.
Luna roja sobre el cielo
iluminando la casa,
umbral del grano que nutre
esa pasión que nos ata.
Oro de vides erguidas,
secreto que las encierra
luna de vino teñida,
encaramada en la tierra.
No hay espejo de luz en la palabra clara
pues no se necesita más luz que la mirada
Donde los tejados se cruzan con el suelo
se cierran los destinos apalabrando cielos
donde todo es posible el buscador de sueños
que se quedan prendidos del amor que es sincero
agita ya sus nubes abrazando de nuevo
y descuelga en las horas ese simple te quiero