Veo en las paredes tus paisajes,
y como los recorres,
quien te espera
y quien te desespera.
En los juegos de manos,
la carta que no llega,
el anhelo
de la magia,
trepidándote la mente.
Tus ojos discurriendo,
la corriente milenaria de las sombras.
Soy el arcano sin rostro
desplegado en todos los fotogramas,
la revelación de tus temores
el fuego fatuo,
la bengala,
que te hace creer
la proximidad de tus bosques,
el as de corazones,
sobre todas las caras de mis dados.