El tránsito: 7/8 de abril

 

 

Vendrá mayo

y será mes de las flores

iluminadas calles, primavera

los niños jugarán en los jardines,

habrá besos de amantes,

y caricias,

volverá el bullicio, la esperanza,

y las puertas abiertas de la casa.

 

No seremos iguales,

estaremos más vivos,

agradeciendo la luz cuando atardece

y la palabra amigo en los balcones.

Ya sabremos,

que todo es mejor si es compartido.

 

 

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Como todos los días, te pido, solo dos segundos más. Observa la fotografía. Es tremendamente bella. La naturaleza lo es. También puede ser salvajemente devastadora y furibunda. Somos como un recipiente y hemos engullido en estos días demasiados pensamientos negros. Respiremos. Retomamos lo bello, nos llenamos de lo bello, nos sanamos. Siente los colores de tu cuarto, los espacios favoritos de tu casa, aquella fotografía que tanta gracia te hace y recuerda las manos amigas que te esperan cuando esto termine. Llenáte de luz.  Tómate este espacio como un tránsito hacia nuestro renacimiento.

Ostara

Más que nunca, en estos momentos malos, quizá debemos recordar en que fase del año en la que nos hallamos. Llámale Pascua, primavera, Ostara, o lo que te guste, resistiremos, porque el equinoccio anuncia el renacimiento de la vida.  Recibe mis mejores deseos y bendiciones.

OSTARA

 

Se detiene el reloj,

bajo tu nombre,

para su giro inverso y conectado,

bajo la presencia de los polos

y la exactitud de la medida.

 

Yo danzo sobre ti,

Yo danzo desde ti,

retomando

la corriente arrebatada de las aguas,

el sonido de los árboles

y ese aliento del sol tras la ventana.

 

El equinoccio, más que nunca

nos anuncia,

el renacimiento de las flores.

 

Siénteme,

en la primera luna.

Mi naturaleza es la aurora

que impone se retraigan

las fuerzas más oscuras.

 

Tres saltos,

la triada

y el alba

mientras gira la rueda de la vida.

 

 

DUENDE

Puedo verte

asomándote,

a la barandilla de mi mundo

desde la estrella de tus ojos.

 

La hierba tiene sonidos

que se escuchan,

cuando las hadas duermen

y la ropa se tiende sobre el campo

blanqueándose.

 

La tropa de los duendes,

escuadra victoriosa,

en el duermevela de las cosas,

desordena todos las cortinas,

tumultuosamente,

sobre el tendedero de la noche.

 

No hay duende que no comprenda

que este universo

tiene, a veces, una belleza indescriptible.

 

El agua de la vida reclamando,

el renacimiento de mis notas.

 

 

Tiziano

No preciso mil bastidores

para tensar el lienzo

en la imprimación de tus paisajes,

en esa textura del acrílico,

deshojando las aristas de mi literatura,

con la belleza impresiva de tu Venus.

Siempre me gustó el toque del aceite de nuez,

versatilizando los colores,

en ese aroma renacentista,

entre soportales y abanicos,

buscándote en las puertas,

para conjurarte

en la rebelión de los condenados,

“sol entre las estrellas”,

en el último cielo de tus ojos.