No me digas que no hay tiempo

No me digas que no hay tiempo,

que no tienes un momento para mí

que te ahoga este  silencio

clave y sol de cien  tormentos sin sentir

marejada a rienda suelta,

encalada la tormenta,

encallada tu respuesta sobre tí

y dime si estoy presente

por qué soy  inexistente

me sonries como ausente

ignorada en el desierto

piedra perdida en intentos

buscando sobrevivir

 

 

 

En línea

Disipando nubes sobre tu cabello

No existe, quizás, otra respuesta

En línea

alineada sobre mi cuerpo

Fugándonos

Tras

Tras-fugándonos

En raíz y cálculo del encuentro.