
Ese reto y apuesta desmedida,
que a destiempo te prueba
y te nomina,
y también te reclama
y desconcierta,
pudiera ser la vida.
Aquello que te pide y te confía
que des un paso más,
que no abandones,
que subas los peldaños,
que destierres
la sensación de pérdida y la huida.
Pudiera ser la vida simplemente,
omitir esas nieblas pasajeras,
cerrar los ojos y aprehender el tiempo,
olvidarse del miedo
nunca cerrar el libro,
nunca poner finales,
para renacer en todos los principios.
No importa cuando llegues o te vayas,
tarde o temprano, en caída o maremoto,
al final toda luna es un anuncio
de que pronto saldrá el sol,
que la luz brilla
cuando piensas que todo está perdido.