Leviatán

Del caos a la luz

CAOS

El leviatán, Lotan, Amaru, Rahab,

Hidra, Kraken, Mákara, Naga

Cipactli, la serpiente de Midgard.

Grandes monstruos marinos.

Todos ellos están ahí

para recordarnos

que este lugar fue inhóspito,

al menos desde el recuerdo de los mitos.

Dicen que el Elohim del primer capítulo

mucho antes de crear el hombre

creo grandes monstruos marinos.

Y vio que era bueno.

También cuentan que no fue tan bueno.

Un salmo reza

quién aplastó sus siete cabezas,

sacrificó a sus hembras

y fue comida para la gente del desierto.

Para Enoc sobrevivió la hembra

esa cuya hermosa piel

será cabaña mesiánica en el fin de los días.

Quizá ese demonizado monstruo

fuera encerrado en el fondo abismo.

Quizá nunca salió del génesis.

Después del fruto prohibido fue maldito

comería polvo los días de su vida,

como vulgar reptil sin dones de palabra.

Muchos dioses tienen su propio leviatán vencido.

Más siempre reaparece en otro cuento,

en otros orígenes.

Como el coyote del correcaminos

que explosiona, se precipita, estalla

y es de inmortal papel, eterno perdedor.

El océano a veces es un cruel entorno

en las tempestades abismales

y también es agua generosa

de la que somos gota.

EL AGUA se calma entre las manos.

Puede que estos principios,

el material origen,

sea un universo ausente,

reflejo en un espejo rallado

ante el temor de lo desconocido.

Grandes crustáceos que atemorizaban

a nuestra incipiente especie.

Y si fuera así,

festejemos el anti-origen.

de alguna forma los dragones,

las siete cabezas,

la bestia de la apocalipsis,

tendrían un lado tierno,

tan imperfecto como el nuestro.

como el de todos.

Navegando en un terreno hostil

por pura supervivencia.

LUZ

La vida surgió inocente sobre la tierra.

La primera herejía es el pecado.

Un sabio teje una túnica de lana

para protegerse de las luminarias.

Hay muchos peces sedientos,

que vagan contracorriente,

aquí no hay culpa ni pecado

solo hambre de respuestas.

Se remanga para recoger el agua

y bañarlos en su fuente.

Miles de peces se aproximan.

Él conoce el secreto

para reconocer los leviatanes.

Tienen un impostado aliento

y nunca asumen responsabilidades.

Sus alas son rígidas, su boca maldice

 y sus ojos, solo reflejan a sí mismos.

El sabio lo sabe. Y sonríe.

Separa cuidadosamente a los pequeños peces

llevándolos al lago de su nombre.

Él se conforma con su diminuto oasis

y ve amables a las gentes del desierto.

No todo lo que entra por la boca te transforma

pero sí lo que sale puede envenenarte.

Pura palabra de un nazareno

que no nació el 25 de diciembre

y sin embargo desde hace siglos corona

nuestro más iluminado árbol

festejando el renacimiento de los días.

Frey, dios sol, sol invictus, yule, Inti Raymi.

Todo es luz

guirnalda, acebo, abeto, muérdago.

y ese es el gran origen

de nuestra cosmogonía universal.

Toda idea conecta. No somos perfectos

pero sí unos apasionados por la esencia

que amamanta la vida.

Feliz Navidad.

Anuncio publicitario

El sueño

Dentro de mí percutían unos versos abruptos. Sentía dolor e impotencia. Mi imaginación, sin embargo, me llevó por otros derroteros.

He visto una mujer alada, de sonrisa apacible y armoniosa. Una mujer de piel brillante, traslucida como un espectro, bendecida por el torrente de las aguas.

— Vengo a hablar por todas para todas — dijo.
Su voz apaciguaba mis oídos, era calma, tan cálida, como una estrella.
— No temas, no vengo a anunciar mares apocalípticos, ni hablar de dogmas ni ausencias. Habitaré vuestros sueños hasta que despierten las palabras de los árboles.
Mi dolor percute como un fuego extraño y la gravedad se oculta en el paisaje. Todo flota. La materia es elástica, como una goma espuma. La miro y todo se recompone.
— No dejes que el dolor te paralice. Escucha, no hay nada sincero en este viento maldito que acobarda las murallas de la tierra. Los tambores de guerra rezuman por dentro, están podridas las trompetas de la ira.
— El príncipe de la mentira ha usurpado el trono desde el comienzo de los tiempos — dije.
— Los hombres, han sido los hombres, aquellos que se regocijan del sacrificio de la sangre ajena. Recuerdas, esos templos con cimientos bañados por la sangre inocente. Ese olor maldito, con muchos nombres, bajo muchos cuentos. Son los hombres. La luz no precisa de sangre para regalarte sus ráfagas generosas.
— Pero tú no eres humana…
— La piel que tu vistes lleva un sello de olvido y debes desasirlo de tu ropa. Mira…
Su mano ligera me señala un árbol. Y se abre su copa como si fuera un abanico. En ella veo una hoguera, gritos, el dolor de inocente. Veo gente alrededor, mucha gente.
—¿Quién si no es un depravado puede presenciarlo?
— Respira — me dice —Y toma aire.
Me trago el fuego como si fuera un faquir. Y se pegan pedazos del tiempo. Las quemadas alcanzan la indulgencia del agua, renaciendo entre cenizas.
— Reconforta poder hacer eso, pero quién podría…
— No preguntes con los ojos clavados en la estaca de los vampiros de sueños. Eres mujer, rebelde, manzana y universo. Nuestro útero es un maravilloso ejemplo de esa vertebral formación. No dejemos que nuestros hijos pasen por el fuego de ningún dios humano, de ningún poderoso. Ya comimos el fruto de la ciencia. Ahora vamos por el árbol de la vida. El custodio es solo un holograma, porque el verdadero fruto lo tenemos dentro.

No se trata de ser inmortal, pensé. Se trata de ser rebelde a toda violencia. Y siguió el dolor percutiendo versos abruptos, pero fuertes en rebeldía.

Derrocando al miedo

Hay veces que nos desasimos

de nuestros ojos.

Hay muchos refranes falsos

mucha palabra sin voz

El miedo

es como el fuego que corroe

la mirada.

Caminamos entre piedras rocosas

intentando permanecer de pie

y doblegar ese paisaje arisco

sin hacer movimiento.

Descender no puede ser peor

que mentirse.

Todo puede volverse en un instante.

     Los sueños de las noches estrelladas

       y el calor del sol de verano.

     Se desciende y se regresa. Se desciende

       hacia dentro.

        Y ya nada es abrupto. Eres tú

          sobre tus propias manos.

Quién observa

Observo una fotografía

Un bello paisaje donde el otoño

se abre a naranjas, rojizos

y un verde tímido, luminoso

como puerta entre nieblas.

El camino es un mar de hojas

cuyas olas rebrotan con mis pasos

amarillea la luz y se hace pura

entre sombras de blanco.

Estoy sola. Tal vez no lo estoy

Asoma una tímida palabra

entre mis labios.

Y pregunto quién observa

para que yo observe.

Imagino un espejo tras los árboles

Las hojas en un mar cian

donde las olas son verdes.

Y yo, como un haz de luz

más bien celeste

al final del paisaje.

Puede que yo sea mil mujeres

Puede incluso que tenga mil colores

reflejados en el iris

según quién observa.

Y somos

Como en un laberinto

yo,

en extremo bucle,

me imanto entre las letras

indago en su alma

reitero sus sonidos

los prolongo

deslizándolos

suavemente entre mis labios

como un beso.

Y las no pronunciadas,

aquellas

que residen dentro

iluminan un rostro

siempre calmo

principiando una cascada

donde el agua mana

y la energía reposa.

La suerte se despega

del alea,

y sus letras centrales reverdecen.

Los caminos accidentales del azar

no la seducen

balanceándose sobre su nombre

despeinando los decimales absolutos

imaginando

creándose

una imagen prolongada

para llegar a unirse con mis ojos.

Cuando me veo y te veo

en ese instante

la razón, la sin razón, la realidad, la vida

visible e invisible

todo suma.

Y somos, porque soy y porque eres.

Aunque los caminos no se crucen

y las encrucijadas interiores nos separen

seremos.

Un poema para mí

La vida, hoja en blanco, mancha en tinta

entre viejas heridas como letras

se hace poema- noche, mano, abrazo

de esos que se pegan desde dentro

habitante de un verso que vestido

sabe más de mí, más que yo misma.

La palabra es errante, viajera

turista entre las líneas, que son mapa

en el verbo imperioso de la tarde

y las ráfagas perdidas de algún beso.

Tomo al abismo como propio

no temo lo profundo de sus ojos

lo insondable, lo inquieto y revulsivo

como la marea de la noche.

Camino por su pendiente, lo recorro

como parte de mí.

El vacío se me antoja líquido

maleable, efímero, volátil.

Lo observo, expectante

y le sonrío

contemplándole como una maravilla

en las posibilidades de llenarme.

Y ahora que me hablan los silencios

amo todas mis letras y mis formas

ya nada me turba,

soy yo recorriendo mil caminos

y en todos me encuentro con mi rostro.

Un poema desnudo

Un poema desnudo, como un salmo

para hallar habitáculo en la roca

y no desoír a la montaña

que emerge en desafío entre tus manos

y la palabra calma de la tarde.

Es esa inmensidad de lo pequeño,

la callejuela en piedra, la escalera,

un verso que escondido entre tus ojos

hace del verbo tu nombre bendecido.

Hay luz, atardecer, que desafía

la lógica distópica del tiempo,

cuando la paz nutre la ventisca

y tu mirada es reina entre la espíritu.

No hay desasosiego,

el agua en calma

va comprendiendo el paso que ligero

envuelve todo, y lo trae de nuevo

un abrazo de amantes desde dentro,

para recorrerte en el recuerdo.