
Y es que el amor…

Afirmaría tu presencia,
en este instante,
en el que rozas mis labios
en rebelión al olvido,
ese rocío revolucionario, atrincherado
en la resistencia de mi boca.
Muchas veces,
aunque no lo creas,
Te siento.
Fotografía: Un alfabeto para amarse
¿Y quién quiere serlo todo
cuando puede ser un beso,
que se queda muy pegado
a todo lo que deseo
cada vez que yo te tengo?
La semiótica de los labios.
el signo,
aliquo,
mar abierto,
ese inmenso oleaje que imanta tu boca,
desperezándose,
marcando la horizontalidad de las líneas
sobre las que escribir nuevas frecuencias.
En la otra realidad//
en paralelo
zigzaguean las posibilidades
Y puede, es posible
que en el bosque no se encuentre el lobo
o quizás ya esté muerto
o estando vivo
sea quien lleva la cesta a la abuelita
para cobrarse una mísera propina
con la que perderse en alcohol en la primera taberna
en la que el cazador le espere para jugar al tute
y cobrar su mala suerte en los dardos de sus ojos
Puede, incluso, que la abuelita sea el cazador
y que caperucita nunca haya recorrido,
ningún tramo con una capucha roja,
porque su madre se la tejió verde camuflaje
el día que fueron a elegir las lanas
para mimetizarse con los árboles…
En paralelo
como gajos de manzanas asadas,
en las hebras de una naranja,
en las cerezas
que habitan en mi boca
tu beso puede ser aún todavía más intenso.
Y quién quiere serlo todo
cuando puede ser un beso
que se quede muy pegado
como la piel al deseo
cada vez que yo te tengo
Si tú me besas,
yo te beso,
construyéndome,
ideándote,
en un castillo de colores y de instantes
No quiero hilo rojo para esperarte,
ni rosas azules para no aguardarte.
No quiero mensajes, ni espejos que hablen,
no quiero leyendas de sitios distantes,
ni hadas escondidas en suerte de ángeles,
ni historias perdidas en alguna parte
porque si tú me besas,
yo te beso,
construyéndome,
ideándote,
en un castillo de colores y de instantes