
Como una incisión,
desangrando,
la tabla periódica,
en el orden de los elementos,
suena
una canción.
Quién diría,
que los tacones nunca rozan el suelo,
cuando el ritmo se apresura,
ensamblando,
la materia de los besos.

Como una incisión,
desangrando,
la tabla periódica,
en el orden de los elementos,
suena
una canción.
Quién diría,
que los tacones nunca rozan el suelo,
cuando el ritmo se apresura,
ensamblando,
la materia de los besos.
La coma asesina,
me despista, del verbo,
me desviste,
me ausenta,
sin masticar mis adjetivos.
Pero he encontrado un truco,
para enlazar las letras
sobre la ventana de tus besos.
Como un renacimiento,
impetuoso,
de mis identidades.
Por eso,
bésame,
hasta que se borren
todas mis ausencias.
Las palabras mecen,
desasidas,
la savia de tus besos,
Las palabras,
ajenas,
a cualquier liturgia,
en la revolución de sus instintos,
se saben colores,
reclamando,
la cromatología de tu esencia.
Pues no hay abecedario,
ni pauta
que encorsete
la definición de tu mirada.
Hay esquinas que rompen líneas
y buscan sueños,
hay esquinas que te tuercen,
y retroceden,
tras tus pasos.
Hay esquinas equilibristas,
que te proyectan,
lejos,
sorprendiendo,
la llegada de tus lunas
sobre la eterna sombra
de tus besos.
la luz se encuentra detenida
sobre mi mano, verde en aceituna,
esos frutos,
reivindicantes
de su invernal primavera.
Ese tono suave,
ese destiempo
marcando el anti-acento en los compases,
descubriéndote pleno,
en toda la inmensidad de la cosecha,
aceite regalado por el sol
aceite deslizado,
sobre la métrica de un beso.
Cuando me besas
tus ojos visitan los míos
y se sueñan en tiempo infinitivo,
para recordarse en el presente
Por eso, es tan fácil amarte.
Las vocales son amantes
de la matemática perfecta de tus labios,
resguardados
en las barandillas de mis besos.
Dicen que el infinito es anónimo
que todo es rayo y luz,
y no hay lenguaje que comprenda
la cápsula en idea,
yo disiento
pues tus besos
son firmamento imantado hacia nosotros
Mi verso tiene materia terrestre,
salpicante del polvo de la atmósfera,
nominando los soles
de nuestro universo reconocible.
Será por eso, que tanto me gusta esta vida,
siempre existe eternidad,
cuando el viento arremolina la tarde
anunciando lluvia,
mientras me acaricias
y nos miramos
desde la ventana
de los tiempos.
Tu llamada es un universo
un sol en poniente
sin quiebra de infinito
Tu llamada es puente de nubes
rozándome la piel
la sal de mi mirada
Tu llamada es un universo
porque tus besos
no saben de distancia
posándose
susurrándome
sobre mi oído
que volverás a llamarme cada tarde
A tanto me saben tus besos
que no respiro
sino es sintiendo
que los tengo
A tanto….