A vueltas con el miedo

 ¡Extínganse por favor!

  La frase en sí debe dar poco temor, pues quien tenga que sugerir te extingas, está claro no tiene el poder de hacerlo. ¿Alguna vez os habéis preguntado en qué diablos está pensando el algoritmo de Google cuando abres el buscador y te muestra las noticias más relevantes (para Google, claro)? Sé de la costumbre cada vez más extendida de visualizar los titulares en el móvil a través del buscador y realmente, cuando buceo entre sus datos, hay veces que me pregunto qué es lo que está ocurriendo. Pensemos en hoy, el desayuno se puede atragantar con titulares como: Saltan todas las alarmas por el huracán que se aproxima rápidamente a España; Científicos descubre el mundo perdido de nuestros primeros antepasados, depredadores que devoraban bacterias y Experto en IA que aconseja “No tengas hijos si aún no eres padre”.

  Con un poco de incertidumbre, comencemos por la primera. En su texto de forma contradictoria nos dice que la borrasca Oscar ya no es sinónimo de preocupación extrema, pero nos añade, en la siguiente frase, que va en camino de convertirse en un ciclón subtropical. Pienso en los tres puntitos verticales a mi diestra, doy la orden de que no me interesan las noticias sensacionalistas y vamos por la segunda.

Aquellos nominados como antepasados son “un mundo perdido” de organismos ancestrales y nos recuerda que podemos remontar nuestro linaje hasta el ancestro común eucariota y estos restos moleculares devastadores de bacterias son más antiguos que ella. Tras inmiscuirme por un rato en el mundo de las moléculas y bacterias, me digo a mí misma, bueno, es interesante, esta noticia no la eliminamos.

 Y ahora viene el plato fuerte. Una más entre las ya abundantes noticias que difunden miedo a la IA, como si la misma fuera ancestra de aquellas bacterias a las que nuestros antepasados moleculares devoraron, sin mala fe, supongo, por pura supervivencia. Quiere venganza, seguro. 

 Lo que viene a decir el ex director comercial de Google X- ya no se si la X realmente es casualidad- que la humanidad debe abstenerse de tener hijos ante el rápido crecimiento de la IA. Yo pienso en el chat de Bing, y por gracioso que sea, me digo, venga ya… si ni siquiera sabe contar versos y resuelve problemas de forma francamente insuficiente. El artículo no esta hecho para que lo sigas leyendo, a salvo que seas un incauto y cedas los datos personales para que te deje hacerlo. Lo importante es que te quedes con el aterrador titular, que es gratis. Algo habrá más que el GTP4 que sea peligroso, no lo dudo, como peligrosas son las malas personas en sí mismas, pero lo que sé, a ciencia cierta, es que no hay nada más peligroso que el miedo. Si es tan peligrosa la IA, no creo que podamos poner puertas al campo, pero regúlenla, pongan los controles que haya que poner y no la desarrollen si no saben cómo hacerlo bien. Formulen noticias en positivo, informen de lo qué se puede hacer, de cómo sería una necesaria regulación. Pero es bastante deplorable atemorizar a un posible lector que no puede, ni sabría, hacer nada frente a eso. Si la noticia, en lugar de miedo, valorase soluciones, el lector sabría qué posición adoptar. Ah, se me olvidaba, que querían los datos ¿no?

  El miedo paraliza, no lo olviden, y es el mejor mecanismo de control sobre la humanidad que se ha conocido por siglos.

  No tengan hijos, es como decir, “extínganse por su bien”. Pues yo creo que voy a ir desenchufando aparatos por mi bien.

Derrocando al miedo

Hay veces que nos desasimos

de nuestros ojos.

Hay muchos refranes falsos

mucha palabra sin voz

El miedo

es como el fuego que corroe

la mirada.

Caminamos entre piedras rocosas

intentando permanecer de pie

y doblegar ese paisaje arisco

sin hacer movimiento.

Descender no puede ser peor

que mentirse.

Todo puede volverse en un instante.

     Los sueños de las noches estrelladas

       y el calor del sol de verano.

     Se desciende y se regresa. Se desciende

       hacia dentro.

        Y ya nada es abrupto. Eres tú

          sobre tus propias manos.

Reflexiones de media tarde: Las puertas

       Nunca hay tiempos fáciles. La vida no es un traje a medida. Tiene baches, acantilados, desconciertos y alegrías. Os propongo un juego, pensad que leéis el horóscopo en una revista de variedades y dice algo así como que tenéis un futuro de gran éxito, pero para llegar, debéis superar una prueba, hay varias puertas y solo tenéis una llave. Si adivináis cuál es la vuestra, entraréis en vuestro mundo maravilloso, si no lo adivináis, perderéis la llave para siempre. Aunque estoy convencida de que ninguno creéis a ciencia cierta en estas cosas, ojo, que algo de inquietud generan. ¿Cómo voy a adivinar la puerta? ¿Y si no lo hago? ¿Y si fracaso? Vaya sensación agridulce, pero de alguna manera, más habitual que menos en muchos aspectos de nuestra vida. Cuando nos enfrentamos al futuro, acabamos pensando en ese “Y sí…”, que lleva impresa una palabra: Miedo.

         Pero ¿Por qué tienes miedo? Muchas veces se te cae el mundo encima, a mi también. Piensas que otros consiguen cosas fácilmente y a ti te cuestan mucho, yo también. Dudas de tus capacidades para realizar algún proyecto, yo también. Se te cierra una puerta tras otra, y crees que nunca existirá la tuya, a mí también. No eres feliz todo el tiempo, yo tampoco. Sería una estupidez ser feliz a todas horas, ya que hay tragos amargos, que duelen y socavan. Esta es una sociedad descarnada, pero ¿Y si te deja de importar no encontrar la llave? No hay que ser agorero para saber que los escenarios cambian y las puertas también. Hace tiempo que he dejado de buscar mi puerta. Ahora simplemente disfruto del paisaje de esta primavera y no pretendo encontrar  un talismán o ese tan llamado el éxito, porque el verdadero talismán y el verdadero éxito somos nosotros mismos. Curiosamente no teniendo miedo, se aprende a arriesgar y a ganar.

       Si la vida es una carrera de fondo, no hay porqué darse por vencido en ninguna etapa.

 

Cuarto oscuro

Regresando,
al cuarto oscuro,
al lugar del miedo,
a la caja de bombas de la inseguridad.

Maldiciendo,
los pasos negros,
los habitantes oscuros
del moho de las paredes
y la humedad sudando las ventanas.

Conteniendo.
las manos pequeñas, las manos grandes,
la frontera de las pesadillas,
las noches de vigilia
en los barrotes de la sinrazón.

Oyes, lo oyes, una sirena
ruido,
estallido,
miedo,
más sirenas.

Oscuro.
Silencio,
nada.

Dos noches( y tres días)

Tres días y dos noches,

pudiera ser el inicio de cualquier oferta publicitaria,

de una escapada a los infiernos.

Tres días en tu ausencia desgarrada,

tras el coraje del desánimo,

sobrepasando la espera,

amordazando todos los miedos

 

Tres días y dos noches,

dos noches como dos siglos,

clavándose los segundos,

desesperados

pegados al teléfono.

 

Es duro el silencio,

y la duda,

tras la sombra postrada

en tu fotografía

 

No me llores

2 noches y tres días

mintiéndome,

porque no te puedo llorar,

se me han secado las lágrimas.

Pequeño

Sentirse pequeño,

sufriendo en las aceras de la impotencia,

cultivando las flores del miedo,

sin poder cambiar

el camino.

Sentirse pequeño.

temiendo serlo,

pensando

que el pie es demasiado grande para no aplastarte

 

¿y sí todos gritásemos?

voz al viento,

para que nos devuelvas el eco,

El pie es simplemente un sueño de madera

No hay nada más pequeño,

que creérselo.

Miedo

En el círculo giratorio de tu ombligo

te carcome la impotencia

te paraliza el miedo

ese miedo/ deseo, anhelo/ miedo, miedo/ angustia

roturando el inicio de tus intestinos,

colmándote de bardas

sobre las ruinas de tus fotografías

Es cómodo impedirse la salida

Ahogarse con las propias manos.

atraparse, enmarañarse, olvidarse, renegarse

La impotencia siempre claudicante

Idealizando la resignación,

alabando la mediocridad del conformismo

en falsa humildad decolorada

La impotencia como gran muralla de los días que nunca comienzan

del  futuro que nunca viene

La palabra no dicha

Sé fuerte, por una vez, maldita sea, sé  fuerte

Y no renuncies a tu vida

 

Cuestióname

                Vivimos en una sociedad que teme a la cuestión, tiene miedo que se pongan en duda sus premisas y por ello califica negativamente lo que resulta contestatario o rebelde. Esta misma sociedad, paradójicamente, parece no importarle que se justifique la imposición por la fuerza de lo que ha asumido como premisa. Todos comprendemos que la sociedad ha de regirse por unas normas y tener unos límites básicos. No me refiero a esto, me refiero a las presiones, las imposiciones sociales, de grupo, el odio a lo diferente. Recordemos que bajo la afirmación de hacer un bien se han cometido grandes males.

        Cuestióname

No sigas mis pasos

Sin hacerlo

Cuestióname, discrepa

Transmíteme argumentos

Interrógame, pregunta

Se vehemente en la defensa de lo que piensas

Exprésate, no te limites

No te creas las conclusiones que ofrezco

Y cuando alcances el convencimiento

Entonces simplemente acompáñame

Pero nunca trates  de imponerme ni imponerte

Pues es el miedo el que se impone

Pero la autoridad se gana.