No digo fantasía cuando

   

No digo fantasía cuando

observo la imagen de una herida

ni la de una mujer desvanecida

    en las aguas esmeraldas y profundas.

    Tampoco un delirante déspota

ni un espíritu gris ni un alma en pena.

     Porque esas imágenes son solo los miedos

     que encasilla el subconsciente a su medida.

    

  Fantasía es el aire en un día cálido

      un océano de abrazos y la música

      que orquesta todos los atardeceres.

      Es bosque de besos, de esos besos

      que deja la palabra confianza.

     

  No imagino esos ancestrales miedos

       pues cada vez que los nombran se renacen

quedándose pegados a los ojos.

Y para mi imaginar la fantasía

es romper las cadenas de los sueños

abrir las puertas a la intuición más pura

para rellenarme desde dentro.

El lugar del deseo y la palabra

que cada vez que se nombra se te acerca.

Lado oscuro

En ocasiones todo parece salir mal. Nos sentimos emocionalmente heridos y descendemos, con nuestros demonios, a los parajes más oscuros de nuestros miedos. Podría haber hecho, debería haber hecho, no lo debí permitir, tendría que... Este poema habla de ese momento en el que ya estamos cansados de ese martirio. Decidimos abandonar la tiranía de nuestra propia mente y ya no nos importan sus machacones mensajes de culpa o de rabia Y, curiosamente, en este momento, comenzamos a sentirnos mejor.  Hay veces que la oscuridad es la que nos permite ver la luz.

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Reinvento ese grito,

que me abrasa,

pues no hay brebaje que calme la comezón de mi piel,

ese purito intenso que da bienvenida a la noche,

para encender las luces de la lámpara.

 

Siento

que en esta historia me he perdido algo

y no soy  capaz de seguir el hilo,

la trama se revuelve insomne

entre mis propios ruidos.

 

Demasiado drama para una comedia,

quizás tenga detrás un muerto viviente,

para revelarme mis debilidades.

Un thriller psicológico  me empuja

a enlatar las emociones.

 

Y es curioso, en realidad, me siento bien

ya no me importa que la lava caliente mis pies,

o que no exista conjuro que me rescate

de esta vuelta sin billete de ida

a mi particular infierno.

 

Hoy me quedo en este lado oscuro,

resiliente a la sombra de mis ojos,

para el regocijo de la luz.