En ocasiones todo parece salir mal. Nos sentimos emocionalmente heridos y descendemos, con nuestros demonios, a los parajes más oscuros de nuestros miedos. Podría haber hecho, debería haber hecho, no lo debí permitir, tendría que... Este poema habla de ese momento en el que ya estamos cansados de ese martirio. Decidimos abandonar la tiranía de nuestra propia mente y ya no nos importan sus machacones mensajes de culpa o de rabia Y, curiosamente, en este momento, comenzamos a sentirnos mejor. Hay veces que la oscuridad es la que nos permite ver la luz.
Reinvento ese grito,
que me abrasa,
pues no hay brebaje que calme la comezón de mi piel,
ese purito intenso que da bienvenida a la noche,
para encender las luces de la lámpara.
Siento
que en esta historia me he perdido algo
y no soy capaz de seguir el hilo,
la trama se revuelve insomne
entre mis propios ruidos.
Demasiado drama para una comedia,
quizás tenga detrás un muerto viviente,
para revelarme mis debilidades.
Un thriller psicológico me empuja
a enlatar las emociones.
Y es curioso, en realidad, me siento bien
ya no me importa que la lava caliente mis pies,
o que no exista conjuro que me rescate
de esta vuelta sin billete de ida
a mi particular infierno.
Hoy me quedo en este lado oscuro,
resiliente a la sombra de mis ojos,
para el regocijo de la luz.
Gracias pilar por tan buenos aportes.
Un cordial saludo.
Manuel B.
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Gracias a ti por leerme. Un abrazo fuerte!!
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