Existe una aurora de razones
para atrapar tus manos,
para que las mías,
acaricien tu espalda
hasta dormirte.
Podría navegar toda una noche
en rumbo norte,
besarte en marejada
hasta que el infinito osase despertarme.
Podría caminar a pies juntillas,
entre las rendijas de tus sueños
y apalabrarte mariposas
para verte,
cada día,
de nuevo,
cuando el alba
convoca a los amantes.
Existe una aurora de razones
para atrapar tus manos
y para que las mías
acaricien tu espalda
hasta dormirte.