El espíritu del agua

Dicen que el agua más clara

tiene un ligero brillo áureo

en recuerdo de la fuente

que amamanta el manantial

en infantes correntías.

Dicen que no ha de ser turbia

ni presentar corrientes traicioneras

y el acceso a su trono no es abrupto

sino un valle con flores violeta.

Dicen que allí te vieron

con tu cuenco blanco,

dando giros,

agradeciendo al agua,

poder descontaminarte.

Y cuanto más te asías

a tu grimorio de Raziel

pudiste comprender que todo

incluso lo más oscuro

nos compete.

Hay quien dice que escribiste versos

de sagrada numerología

y hoy yacen ocultos tras un viejo acueducto

con nombre impronunciable.

Yo te sigo viendo,

circunvalándote,

entre las espirales del silencio.

Me increpas desde lejos

y me ofreces

otro cuenco de agua cristalina.

Siento que hay fuego tras mi espalda

y se hace fango el terreno hasta tu nombre.

Y tú me adviertes:

no creas en el espejismo.

No hay túnel, ni fango, ni trompetas.

Solo un cuenco con agua transparente.

Tú quieres un lazo con siete nudos

yo con nueve

y, aun así, ambos se rebelan.

Solo quieren reconocerse en sus inicios,

cuando ambos,

bebíamos de la misma copa.

Y mi visión del cuenco tan simétrico

cobra vida.

Mientras me sonríes

me conjuro

contra el ruido de los poderosos.

Y giramos siete veces

siguiendo el marcaje.

Y por fin comprendo

que nada es más fuerte

ni más invencible

que un cuenco con agua.

Que así sea.

Anuncio publicitario

Y somos

Como en un laberinto

yo,

en extremo bucle,

me imanto entre las letras

indago en su alma

reitero sus sonidos

los prolongo

deslizándolos

suavemente entre mis labios

como un beso.

Y las no pronunciadas,

aquellas

que residen dentro

iluminan un rostro

siempre calmo

principiando una cascada

donde el agua mana

y la energía reposa.

La suerte se despega

del alea,

y sus letras centrales reverdecen.

Los caminos accidentales del azar

no la seducen

balanceándose sobre su nombre

despeinando los decimales absolutos

imaginando

creándose

una imagen prolongada

para llegar a unirse con mis ojos.

Cuando me veo y te veo

en ese instante

la razón, la sin razón, la realidad, la vida

visible e invisible

todo suma.

Y somos, porque soy y porque eres.

Aunque los caminos no se crucen

y las encrucijadas interiores nos separen

seremos.