
Como en un laberinto
yo,
en extremo bucle,
me imanto entre las letras
indago en su alma
reitero sus sonidos
los prolongo
deslizándolos
suavemente entre mis labios
como un beso.
Y las no pronunciadas,
aquellas
que residen dentro
iluminan un rostro
siempre calmo
principiando una cascada
donde el agua mana
y la energía reposa.
La suerte se despega
del alea,
y sus letras centrales reverdecen.
Los caminos accidentales del azar
no la seducen
balanceándose sobre su nombre
despeinando los decimales absolutos
imaginando
creándose
una imagen prolongada
para llegar a unirse con mis ojos.
Cuando me veo y te veo
en ese instante
la razón, la sin razón, la realidad, la vida
visible e invisible
todo suma.
Y somos, porque soy y porque eres.
Aunque los caminos no se crucen
y las encrucijadas interiores nos separen
seremos.
Somos dos puntos distintos en un mismo mundo, somos esas direcciones que a veces no saben de su existencia.
Excelente escrito.
Saludos.
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Gracias por tus bellas y profundas palabras!
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Es un placer, estimda Pilar. 🤗👏🤗
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