Nuestra propia senda

  Una corriente es un continuo devenir. El agua no siempre es la misma. Tampoco nuestra piel.  Por eso no existe un camino único.

   Cada persona tiene una senda propia. Un tesoro propio.

    Por ello no hay que despreciar al ego, sino integrarlo, transmutarlo, en nuestra identidad más elevada y serena.

    Si Occidente puede aportar algo importante es el pensamiento de que la verdadera esencia de la transmutación es, justamente, la integración, cuerpo y mente, para una posterior expansión.

    El orden universal crece y mejora en expansión. Es un camino desde la nada hacia el infinito cero. Círculo, espiral, y movimiento.

     Y el combustible de ese movimiento es el amor. Si no amas, no creces.Si no amas, no hay senda.

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