
Mujeres que escriben
entre los huecos abiertos
de su doble jornada.
Mujeres que tejen
versos, cual vestidos,
para adornar la primavera.
Mujeres que cuentan cuentos,
que novelan
el curso de la vida.
Mujeres que no temen
ser juzgadas,
que cada día se recuerdan,
que ser mujer no es ser pasiva,
ni neutro, ni electrón.
Mujeres que no son recipiente,
ni floreros,
ni aduladoras de egos infantiles.
Mujeres que crecen con los hombres,
que escriben con los hombres,
que conversan y retan,
que se aguardan
Mujeres que son agua,
tierra, estrella,
con luz propia,
sin precisar que emane
ninguna fuente ajena
a la profundidad de la palabra.