
Y quién te dice a ti que el alma vuela
buscando claridad, la luz del día,
para no hallar su paz y la alegría,
y se afana en perder mi primavera.
La memoria no es ya cosa certera,
lamento compartirte, vida mía,
y otrora que tu elijas otra vida
olvidarás a aquella que tuvieras.
Será leyenda, pues, lo que tu viste,
en regresión no servirá el consuelo,
por aquello que fue y tú no fuiste.
Por eso amado mío, tu resiste
atrapa realidad en este suelo,
y no dejes aquello que rompiste.
Dame, amor, un beso en este duelo
apaga mi pasión por un instante,
y sean hoy tus brazos mis amantes,
recuerdo de sonrisas, lo primero.
Hagamos de lo nuestro, nuestro cielo,
no me seas tan terco y tan pedante,
yo no quiero promesas tan distantes,
ni esas transcendencias de alto vuelo.
Quiero abrazos pegados a los míos,
tus labios en mis labios y la risa
por compartir la tarta y el abrigo
no poderte decir que tengo prisa
porque tú serás ya mi desvarío
por encima del aire y de la brisa.