
A veces los sueños tejen hierba fresca
de intensos verdes devotos de tu nombre
que en suaves hojas del aire vespertino
diría que semejan tu sonrisa.
Y a veces como un soplo o una brisa
nos devuelven al saco vitelino
anáfora del personal pronombre
vasija ignota de primigenia bresca
que alfombra el subconsciente de tu luna.
La noche ya es tan clara como el día
o a veces soy yo quien los aúna.
La noche es tan etérea, sutil y tan liviana
que no quiere llegar a ser mañana
para no perder el sueño que rocía
el verbo amante que el beso deshilvana.
A veces eres tú el sueño entero
del caudaloso amor que en mí asoma
y en las tardes de desmedido aroma
despiertas ese beso que yo espero.



Pudiera decirte que tus ojos,