Memoria

La memoria miente

como una ratonera trampa

como un depredador ausente.


La memoria modifica la palabra

y pixela la imagen de postales

de sonrisas sin tiempo.


El recuerdo es un espejismo

en el que nos miramos

para no vernos desnudos.


Sea bueno o malo, idealizado,

personalizado, dramatizado,

no hay hilo que teja fuerte su textura

y mañana, aunque sea

por una coma, o un punto y seguido

nos será tremendamente diferente.


No hay verdad absoluta en una historia.

No existe pulcritud en un relato.

Saberlo nos hace humildes

y también libres

de la tirana emoción presente,

la reina del oráculo,

la puerta que abraza el engaño

de creernos seres temporalmente pasajeros.

Elena

Esa boina morada que tú portas

y el cabello azabache que se asoma

que ni el viento de abril su rizo doma

a todas las miradas deja absortas

Como el color que ciñe tu cintura

y que tu esbelto talle así lo ensalza

lleva el añil del mar que en ti perdura

y el rojo que en tus labios se realza.

Estás bella, amiga, más que bella

rebosante de la vida que rebrota

y en tus ojos habita y abarrota.

esa amistad de antiguo que nos sella.

Llevas una corona de princesa

las manos de una madre tejedora

de sueños y palabras al oído.

Los tonos de magia que atraviesa

esa mujer valiente y hacedora

de justicia y aplomo comedido.

Esa mujer sencilla y complicada

a la que admiro y me tiene como amiga

es en realidad como una hermana

tan pura como el mar, reconciliada

con toda la verdad que al sol abriga,

la que con su palabra todo sana.

Adelante

Niebla.

Sobre los sentimientos apagados,

tan dolientes, en el entierro del amor.

Enciendo la vela fúnebre del tiempo

y quizá rezo, por no poder llorar,

quien más ama se culpa la derrota

por no resistirse en este envite

en el que me pides sangre más que besos.

Una ventana asoma al cuarto

y el cuerpo herido teme levantarse.

Una sábana empapada de carmín-

Ayer olvidé desmaquillarme-

guarda trozos de mi y me pide tregua.

El viento llama a los cristales silencioso.

Estoy lejos de mí. Mi piel ausente

no sabe de caricias teloneras

del fúnebre festejo del adiós.

Hace tiempo que huyó. No siento el tacto

ni enardece mi fuego apasionado.

Me he perdido en los versos de aquel poema

que nunca leíste, recuerdas,

y en el que pedía tu ayuda sin saberlo.

Si pudiera traer a mi vista el mar de invierno

fundirme en su oleaje intenso,

quizá limpiaría mis ojos embarrados

de tanto vivirte sin vivirme.

Esa marea viva en la resaca

que arrastra los restos del naufragio

 del ruinoso buque en el que ahogan

las lágrimas sus pétalos oscuros.

Niebla.

Para mayor confusión de mi mirada.

Mi madre siempre dijo, el brillo de los ojos

no tiene simpatía a los cobardes. Adelante

la vida siempre es bella, aunque la rosa

desagüe por el sumidero ese perfume

que se resiste al olvido y al silencio.

Adelante. La niebla es solo un espejismo

si somos capaces de querernos

a nosotros mismos.

Días inhóspitos

Hay días de fuego interno en los que la peor batalla la hemos de lidiar entre nosotros.

DÍAS INHÓSPITOS

Hay días que parecen una pausa,

en «stand by», un ya volveré

cayéndose las sílabas

sobre las esquinas de la puerta

cerradura echada, llaves puestas

reclamando una taza de café descafeinado

para recomponer nuestra memoria.

Hay días que terminan detenidos

en la jaula de las emociones

y son cerrojo amargo, golpe en seco

sobre las nubes que destronan

los barrotes que nos desdibujan

y a menudo nos vuelven invisibles.

Hay días que se aparcan

exprimidos

en abruptas razones de la mente.

¿Con quién caminas?

Te asombras cuando te pregunto

con quién caminas.

 Lo haces solo, respondes.

Te gusta recorrer las calles en silencio

observando el bullicio, la otra gente

que conversa o discute, que se ríe

o aquella que llora desde dentro.

Me dices que soy extraña cuando insisto,

entonces, si tú eres aquel que conversa, que discute

que se ríe y que llora desde dentro.

Aquel que imagina que camina solo.

La mirada es propia de tus ojos, tan propia, que no sabes con quién caminas

Versos de amor

Cuántos versos de amor han perecido

por sencillos que fueran pronunciados

en los labios, que el velo del olvido

ocultó en su dolor, agazapados.

Cuántos versos ajenos y olvidados

de un corazón de fuego enardecido

fueron puros, intensos y estrellados

como el cielo de abril al sol asido.

Cuánto duele sentir ese no olvido

que abandona la tarde en el abismo

de pensar que no fue lo que sí ha sido.

Y sin huella siquiera de sí mismo

sueña encontrar aquel sonido huido

y azota su agonía cual seísmo

en los versos de amor aún presentes

que recuerdan su brillo resilientes

Respira

Habitarse en ese espacio ajeno al yo

donde hogar es la quietud de los silencios.

Esa apacible calma de saberse, cual oleaje,

en la cintura de los mares

y apaciguar las mareas en origen

con coloridos tonos de sus aguas.

La materia es maleable

aunque no lo parezca

y nada parece irreductible.

Respira.

Elegía al amor constante

versos encadenados en arte mayor.

Suenan palabras tristes, tan lejanas,

y un viento que las trae y las agita,

por no tenerte cerca estas mañanas

no siente el corazón ni resucita.

Hay tanto que decir, mi voz callada

arrecia yerma sombra que me quita

el agua de la fuente luce helada

sin rebrotar su verbo como palma

en una tierra lodada y anegada

no encuentra ni acomodo ni la calma.

Difícil ser consciente del abismo

y yo no pueda ofrecerte esta mi alma,

que todo por no ser sea lo mismo.

Es el averno más frio esta tu ausencia

y me derrumbo ante este cruel seísmo

con la llama prendida en la impaciencia.

Aun así, quiero ser la fortaleza

de la pasión que nace en inocencia,

yo creo firmemente en la belleza

que habita cual vergel en tus miradas

y se eleva grandiosa en su firmeza 

en las frescas, más puras madrugadas

para traerte a mí con un suspiro

de las rosas por ti ya enamoradas.

Blanca y celeste luz cuando te miro

tan valiente, cuán ferviente, cual tu eres,

y por lo que serás, que yo te admiro

y te amo, y te amaré por donde fueres.

Egolatría

El verso es la enredadera del silencio

Si escribir es un acto devoto

navegante

en el ritmo idolatrado de la prosa

y la indisciplinada metáfora ,

criticar el verso ajeno

sin mayor pretensión que escucharse a sí mismo

es solo un vómito

ególatra y satánico.

He conocido demasiados verbos

que solo sobreviven parasitando

la identidad ajena.

Y todavía no me explico

cómo puede pretender ser verso

aquel que solo vive

de su propia sombra.

Pretencioso sentido, mas tan ajeno

a la libertad de la palabra.

Cuántas veces es necesario guardar silencio

para atrapar la nube y ser frontera

de la naturaleza más salvaje.

Si algo enseña esta tierra

es que la mayor fantasía

es no conocerse frágil

y en ocasiones demasiado oscuro.

Obsidiana

tan ligera como la voz del sol…