Pudiera ser…

Ese reto y apuesta desmedida,

que a destiempo te prueba

y te nomina,

y también te reclama

y desconcierta,

pudiera ser la vida.

Aquello que te pide y te confía

que des un paso más,

que no abandones,

que subas los peldaños,

que destierres

la sensación de pérdida y la huida.

Pudiera ser la vida simplemente,

omitir esas nieblas pasajeras,

cerrar los ojos y aprehender el tiempo,

olvidarse del miedo

nunca cerrar el libro,

nunca poner finales,

para renacer en todos los principios.

No importa cuando llegues o te vayas,

tarde o temprano, en caída o maremoto,

al final toda luna es un anuncio

de que pronto saldrá el sol,

que la luz brilla

cuando piensas que todo está perdido.

Preguntas

Para siete cabezas, las siete diademas

¿Las sitúas?

el juego apocalíptico

la baraja,

acaso

¿No es el atardecer de las sonrisas?

Inmaculadas en blanco, tan perfectas

tan fuera de lo humano

¿Y a qué vengo?

ausente, imperfecta, incombustible, inagotable

la llama de los verbos.

No  soy costilla, ni mitad

siempre tuve demasiado fango entre mis manos

para modelarme a la medida,

en un milenio en que pierden fuerza las ventanas

y hay un hedor radiactivo en los profetas.

 

¿Conversa?

Sí, devota de tus mares,

a ti te creo,

porque eres puro hidrógeno,

y aun conservas,

el olor de todos los principios,

todavía pervives,

en el amanecer de los amantes

 

He nadado en tu rio, me he perdido

en todas sus riberas,

He habitado en tus poros

Y sí, yo te creo,

salvador de lunas,

artificiero de soles azulados,

porque la única respuesta que imagino,

se llama Poesía.

Novia

Era cómodo el tejido, de seda y nácar

sobre la temperatura de su rostro,

auditorio de rosas sobre su cuerpo

en la desnuda inocencia de todo relato,

fueron felices y comieron perdices,

y quizás mancharon sus labios

con chocolate negro y naranja amarga

quizá,

era demasiado cómodo entretejer telares,

cada mañana abierta, para deshacerlos,

encajando las palabras entre sus hilos

el ensayo repetido,

la ruta conocida

la caja de zapatos en el suelo,

Era demasiado cómodo

quizá por eso,

nunca acudió a esa cita,

pirateando los sueños,

con la bandera negra de sus sensaciones

prohibidas.

He aquí de nuevo, tú

Podríamos afirmar que cada libro es un reto, una puerta abierta a un mundo diferente.Pero hoy curiosamente en lugar de realizar alabanzas a la magia de la lectura como sería propio, me sumerjo en las augas de la inquietud, para recuperar un poema escrito hace un año sobre la «belleza» de la superación del fracaso. Porque todo resurge, tú también lo harás.  He aquí de nuevo, tú.

 

Ruptura, desesperación, salto, vacío, noche

Digerir el sinsabor sin tener edulcorante

Destronarme y destronarte.

Ya no hay espacio en este papel

ni tinta para rellenar otro capítulo.

 

Es curioso,

en estos momentos de desolación

también hay quietud,

la observación serena del movimiento impropio,

queda reflejada en la fotografía de mi historia.

Y no es resignación ni abandono,

es confianza

en que la fuerza de la vida irá retomando mis pasos por segundos

en mis propias manos dibujando

una nueva cabecera a este tiempo

transformándolo en arco iris de sonidos

 

Dicen que el recuerdo es selectivo

aún así conservo

el retrato de una herida sobre mi cuerpo

para decirme y para decirte

que no hay ruptura, ni desesperación, ni salto, ni vacío ni noche

que no pueda recomponer el universo,

en trompo, rotación y precesión constante

luna de mis soles trasmutada

 

Y he aquí, de nuevo, tú,

sobre los polos,

majestuosamente humano y poderoso

 

Mar, en salto, mar

Flotando, sobre corriente, visualizando cada giro

cada ola que irrumpe, conteniendo

la decisión del salto

En este tránsito

las piedras que interrumpen mil paisajes

son solo instantes

una sensación de felicidad casi infantil se apodera

y vive en plenitud

No es el cambio sino el reto

el oráculo que revela

la levitación del cuerpo

La pacificación de la mente

Y el alma salvaje retozándome, retozándose

Allí, bajo la ola mágica que me envuelve

cuando soy parte de mar, inmenso todo,

curiosamente, en ese momento poderoso

te siento más cerca y te proclamo

abrazándote en  los nueve  silencios de cada marea

He aquí de nuevo, tú

Ruptura, desesperación, salto, vacío, noche

Digerir el sinsabor sin tener edulcorante

Destronarme y destronarte.

Ya no hay espacio en este papel

ni tinta para rellenar otro capítulo.

 

Es curioso

sin embargo, y tú lo sabes

en estos momentos de desolación

también hay quietud,

la observación serena del movimiento impropio,

queda reflejada en la fotografía de mi historia.

 

 

Y no es resignación ni abandono,

es confianza

en que la fuerza de la vida irá retomando mis pasos por segundos

Fe, sin duda, consciente

de mis propias manos dibujando

una nueva cabecera a este tiempo

y transformándolo en arco iris de sonidos

 

Dicen que el recuerdo es selectivo

aún así conservo

el retrato de una herida sobre mi cuerpo

para decirme y para decirte

que no hay ruptura, ni desesperación, ni salto, ni vacío ni noche

que no pueda recomponer el universo,

en trompo, rotación y precesión constante

luna de mis soles trasmutada

 

Y he aquí, de nuevo, tú,

sobre los polos,

majestuosamente humano y poderoso