Días que apagan noches de silencio
impasible a la luz
y esa calma, inerte, acreativa, yerma
de imposible finitud.
Busco en tus ojos mi frontera,
mientras trato de explicarte,
la oscura ecuación de este delirio
esa sucesión infinita de espacios
imaginados, pensados, no vividos,
rasga mi espejo. La herradura de mi cerebro
aturde la mañana. Y es ahí, cuando, de súbito
surge el caos, la intuición, la vida.
El futuro es pasado mientras no existe olvido.

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