En ocasiones la vida nos sorprende con acontecimientos que determinan un cambio brusco. Lo importante es que esta transformación no implique una pérdida total y que tras ella podamos emprender otra vez un nuevo rumbo.
Este poema, utilizando como metáfora la supernova, nos habla de esta autodestrucción por la resistencia al cambio.
Cuando la nube ya gira
en un espiral de flores
la cinta de tus colores
ya se ilumina en el mar
Es tu estrella la que brilla
Es el ciclo de la vida
El calor que lleva al fuego
de la juventud prendida
Siempre en constante jauría
en expansión compelida
por el frio seductor
La vejez te lleva al hielo
encorsetando tu vuelo
y mudando tu color
Pero, ay tú, mi querida amiga
resistente más que fría
haces explotar tu herida
en bronca aceleración
y sorprendida entre luces
ya no te das por vencida
resistiendo la estampida
acolchada en un neutrón
que se detiene en lo denso
para manejar los tiempos
en constante interacción
de la juventud perdida
y tu cambiante atracción
Se va trocando tu día
el viento te convertía
a medida que morías
Progenie de nebulosa
en doce masas solares
con remolinos dispares
más allá de vendavales
mi querida estrella airosa
aún impresionas hermosa