Tal vez, pudiera, hablarte
del amarillo de la puerta,
de ese azul persistente
que llama a primavera,
, de la madera vieja
bordeando las flores
y aquella sinfonía que recoge mis pasos,
pero hoy la noche nace,
intensa y bien amarga,
la niebla sobrecoge
la frente en la mirada,
mis vuelos ya no encuentran,
barnices de palabras
y todo lo que escriba
no deja de ser nada:
un candado cerrado.