
Eras como una luz que prende las cortinas
transformándolas en una aurora indisciplinada,
rebosante de ganas de sentir la vida,
como quien nunca se desprende de sus botas,
esas botas infantiles capaces de surcar los charcos
alegre y bulliciosamente.
El as bajo la manga, el mago
de las guerras galácticas con los nietos.
Eras una de esas buenas personas
que siempre te dejan un sabor intenso
en cada palabra que pronuncian.
No existe el desánimo, ni la artrosis
es capaz de doblegar los saltos
que rememoran oníricos las nubes
con algodón de azúcar y arco iris.
Eras, y sin duda eres, porque este transito
para ti no será ningún misterio
y abrazarás el espacio de los tuyos
como un faro en la noche intempestiva.
Siempre estarás cerca. Nunca lejos.
En todo pensamiento de los tuyos.